A las cuatro de la mañana Zuly Carbonón se levantaba de su cama. No sabía que era tan temprano y cuando vio la hora se regresó a dormir. Fue interrumpida porque minutos después los vidrios de su ventana volaron, el cielo raso se alzó y el aire fue cubierto por un humo blanco. Se escuchó una gran explosión en el barrio Soledad 2000. Era un ataque.
'Salí del cuarto y corrí por toda la casa porque no sabía ni donde meterme. Lo primero que pensamos es que se presentaba un terrible temblor. Empecé a gritar que algo ocurría afuera', contó Carbonón, ama de casa de 36 años.
Pero el estruendo no era producto de ningún fenómeno natural, sino efecto de un artefacto explosivo en la estación de Policía del sector, el segundo en menos de 24 horas en el área metropolitana de Barranquilla.