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Bajando la calle destapada, en la carrera 4 A Sur # 64-22, del barrio 7 de Abril, está una casa construida con retazos de madera y material, de piso de arena y piedras, como la mayoría de las que se encuentran en el sector. En la parte de afuera de la vivienda, dos jóvenes y una niña reflejan en sus ojos el dolor de haber perdido a un ser querido.

Ayer, a las 7 de la mañana, murió en el Paso Santa María, Gino Sebastián Castro Carrascal, de tres años, quien recibió un impacto de bala en la cabeza cuando el domingo a las 10 de la noche se formó una riña por un pájaro en la casa donde vivía con sus papás y el resto de su familia.

'Un amigo, que creció conmigo aquí en el barrio, me prestó el chirrío (pájaro) para que se lo amansara. Me dijo que él no tenía tiempo para hacerlo porque el trabajo no lo dejaba, por eso me lo dio para que le diera mano, para que lo criara, me quedé con él como siete días', dice Silfredo Castro, tío del menor fallecido, sentado en las tablas de la cama que no tiene colchón.

La tenencia del animal provocó la rabia de Sergio Manuel Ramírez Gutiérrez, padre del amigo de infancia de Silfredo. 'El domingo el papá de él vino borracho tocando la puerta duro, empujando y preguntando por el pájaro. Apenas abrí me dio una cachetada durísimo. Yo reaccioné, pero no le hice nada. Hasta el mismo hijo le decía: Papi, yo se lo presté', agrega el joven de 21 años, que terminó herido en la pierna por un impacto de bala.

'Yo ya le iba a devolver el chirrío el domingo, pensé: a las 7 se lo doy. Lo malo fue acostarme en la cama y quedarme dormido, por eso no se lo llevé', recuerda Silfredo, quien se gana el sustento trabajando como carromulero.

Dentro de la casa, en la que viven nueve personas, Gino estaba acostado con su mamá en la cama del cuarto que da para la calle. Ya se había dormido y todo estaba apagado, pero se despertó a jugar. En ese momento, Sergio Ramírez, desde afuera de la casa, empezó a disparar un revólver calibre 38, según Silfredo Castro.

'¡El pájaro, el pájaro, dónde está! ¡Dámelo!, era lo que me gritaba. Yo le dije que ahí estaba y se lo entregué. Salí, empecé a jugarme con mi amigo y le dije, joda, Andrés, dile a tu papá que tú mismo me lo diste. Él vino fue a buscar problemas porque no escuchaba ni entendía al hijo ni a nadie, hasta un tiro en la pierna le dio a él'.

Silfredo cuenta que Ramírez empezó a disparar y que uno de los proyectiles lo rozó en la cabeza, pero que se salvó porque lo esquivó. Agarró una piedra y se la tiró en la cara. 'Yo no vi que le había dado a mi sobrino, porque me hubiese vuelto loco, sino a mi abuela, por eso la cargué y me la llevé. Tampoco me di cuenta de que me había dado en la pierna, hasta cuando estaba en el Santa María, que sentí la sangre. Perdí el conocimiento y cuando desperté ya estaba en el Hospital Barranquilla. Me mataron a mi sobrino, vale, mi pobre pelaíto'.

Según los vecinos de la cuadra, Ramírez Gutiérrez es una 'persona problemática, por aquí todo el mundo sabe que cuando ese hombre toma o consume es un peligro para todos. Gracias a Dios que la tragedia no fue más grande porque con ese poco de tiros que hizo hubiese podido ser más fuerte esto'.

'Ellos viven allá en la esquina. Han venido a dialogar con uno para ver si lo contentan, pero así no es. Un hermano de él vino y como me vio la pierna hinchada quería ganarme con una pastilla, pero así no va', replica Silfredo.

En uno de los ladrillos de la pared frontal quedó el hueco por el que entró la bala que mató a Gino Sebastián. La intolerancia terminó la vida de un ser que empezaba a conocer la realidad del mundo en el que nació, un niño que era feliz jugando con su carrito amarillo con negro, al que le gustaban los superhéroes como Spiderman, que 'era su favorito'.

'Me quitaron a mi nietecito, él era la alegría de esta casa. Mi hija está muy mal, ella tiene cinco meses de embarazo y está inconsolable. No podemos creer que nos haya ocurrido esta desgracia', llora Silfredo.

'Todo esto por un pájaro. Qué rabia e impotencia. De la pelea que se formó el animal salió volando, yo no lo vi más. Por ahí quedó fue la jaula partida'.