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'Vi que le dio plata a ella y a mi me dio 100 mil pesos. Nos montamos al carro y luego nos dejó en la entrada del Colegio Caldas. Caminé hasta mi casa, cuando llegué, subí, entré al baño, y me bañé. Eso pasó el viernes 2 de febrero, como a las 3:30 de la tarde'.

Este testimonio corresponde al de una joven de 15 años, supuesta víctima de Marlon José Carrillo Borja, el ingeniero y docente universitario capturado esta semana por la Unidad de Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana de Barranquilla por supuesto abuso sexual de menores de edad.

La información fue leída el viernes anterior por el fiscal Erwin Arévalo en la audiencia de imputación de cargos en contra de Carrillo Borja.

Al escuchar la frase citada, Carrillo, de 38 años de edad, bajó la mirada y cubrió por un instante su cabeza con las manos. Luego se concentró en la madera del escritorio en el que apoyaba sus codos.

Acceso carnal violento, demanda de explotación sexual comercial de persona menor de 18 años, uso de menores en la comisión de delitos y aborto. Estos cuatro delitos lo separan de su cotidianidad y lo mantienen detrás de las rejas en la carceleta de la Unidad de Reacción Inmediata.

Estos cuatro delitos le fueron imputados por el fiscal Arévalo en audiencias desarrolladas en la sala 4 del Palacio de Justicia de Soledad, ante el Juez Primero penal municipal con funciones de control de garantías, Marco Fidel Peña.

El representante del ente acusador leyó, de principio a fin, los testimonios de dos víctimas que habrían abortado y de sus madres. Todas citan a una menor, compañera de colegio de las adolescentes, como el enlace con Marlon Carrillo.

Esa joven mencionada, de 16 años, también fue detenida y su proceso fue llevado bajo el Código de Infancia y Adolescencia. A ella le fueron imputados los delitos de proxenetismo e inducción al aborto.

De acuerdo con las investigaciones que maneja la Fiscalía, la joven señalada como proxeneta y el docente habían sostenido relaciones íntimas en numerosas ocasiones. Durante los abusos denunciados, la joven estuvo presente e incluso, según el ente acusador, participó de los actos sexuales pues la adolescente, días antes de que presuntamente se materializara el hecho, proponía tríos a las víctimas.

Primer denuncio

'Tengo un amigo que quiere hacer un trío pero no había conseguido la otra persona, ¿no te le mides?', con esta frase, según el testimonio que la víctima rindió a una psicóloga de Medicina Legal, se hizo el primer avance, cuatro días antes de los hechos denunciados.

'Al siguiente día me mandó una foto del señor y le dije que me parecía muy viejo y que me daba cosa, ella me insistió, pero yo le dije que no iba a hacer nada', continuó el relato de la joven de 15 años que hasta ese momento no había tenido relaciones sexuales.

El viernes de esa semana, cuenta la víctima, la detenida le pidió acompañarla a hacer una vuelta en el Centro Comercial Plaza del Sol en Soledad. Esta habría accedido, y en el camino supo que en realidad se encontrarían con el hombre que presuntamente había hecho la proposición sexual.

La víctima cuenta que cuando vio el carro estacionado en el parqueadero le reafirmó a su compañera de curso la posición anterior, que no quería hacer nada, pero luego de una discusión entre ambas, Carrillo, según cuenta, le dijo con una mirada 'amenazante' que subiera al vehículo y ella accedió.

Tomaron la calle 30, y la joven manifestó que en el trayecto vio el aeropuerto Ernesto Cortissoz y que después de este punto desconoce adónde fue llevada. Llegaron a un lugar que la joven no pudo distinguir si era una casa o un motel, pero que recuerda que había palmeras y paredes de ladrillo.

Cuando entraron al cuarto, la víctima afirmó que los dos detenidos se comenzaron a desvestir y que al ver que ella no hacía lo mismo el hombre se acercó a ella y le comenzó a quitar el uniforme de colegio que llevaba puesto. El acto sexual realizado entre los tres, según la víctima, no fue consensuado ni tampoco con protección.

Ya vestidos, el hombre le entregó una cantidad de dinero que desconoce a su compañera de clase y a ella le 'jaló la mano' y le dio $100.000.

Al día siguiente, en el colegio, la víctima declaró que la detenida le exigió una parte del dinero y le habría dicho que 'con lo que te queda, cómprate una Postday'. Invadida por el miedo y la pena, la adolescente de 15 años no se atrevió a decirle a nadie de lo ocurrido ni a acercarse a una farmacia a comprar el medicamento.

Una semana después, la joven señalada de proxenetismo le llevó una prueba de embarazo que la víctima se practicó; el resultado fue positivo. La supuesta cómplice de los delitos habría llamado a Marlon Carrillo quien, de acuerdo con lo dicho por la víctima, le mandó dos pastillas, que nunca atrevió a tomarse, para que abortara.

A los pocos días comenzó a menstruar, según cuenta, y se despreocupó de lo ocurrido pensando que había sido una falsa alarma; hasta el 26 de febrero.

Esa fecha, según cuenta la madre de la víctima, luego de haber cenado en familia en un restaurante, volvieron a la casa. La joven presentaba dolores abdominales, que sus padres pensaban se trataba de una apendicitis, por lo que la llevaron a un centro asistencial cercano.

Allí le fue practicado un examen de sangre, el cual mostró sus cinco semanas de embarazo. 'Me sorprendí, empecé a preguntarle qué había pasado, pero ella solo lloraba', detalla la madre en el documento pericial.

En presencia de una psicóloga, la joven narró paso a paso lo arriba descrito e identificó a Marlon Carrillo y a su compañera de colegio como los responsables. Además, le brindó al fiscal Arévalo el siguiente eslabón en la cadena investigativa, el nombre de otra víctima.

Segundo caso

El presunto abuso de la segunda víctima, según la línea de tiempo que maneja la Fiscalía, habría ocurrido en noviembre de 2017. Bajo el mismo modus operandi, esta adolescente de 16 años gestó durante tres meses el producto de la presunta relación sexual que sostuvo con el docente universitario.

El aborto habría ocurrido el pasado 22 de febrero cuando la detenida le escribió vía mensaje de Facebook a la madre de la víctima que tenían una tarea pendiente en el colegio que harían juntas su hija y ella. La ‘tarea’ fue realizada, según la víctima, con dinero de Marlon Carrillo, en una casa en cercanías del barrio Alfonso López. 'Era una casa como cualquiera, una señora nos atendió y ella le dijo que venía de parte de su hermana', leyó el fiscal Arévalo en el testimonio brindado por la adolescente.

Afirma que fue anestesiada y cuando ya estaba 'mareada' llegó el doctor, de quien solo recuerda que era mayor y canoso. Al salir, la detenida le escribió otro mensaje a la madre de la víctima que si su hija volvía 'pálida a la casa era porque le llegó el periodo'.

Los mensajes de este chat se encuentran bajo los elementos materiales probatorios que tiene la Fiscalía. Así también, el celular de Marlon Carrillo fue incautado y los mensajes que este se mandaba con la joven de 16 años son material de investigación.

Otras víctimas

'Tenemos conocimiento de seis menores afectadas', aseveró el general Mariano Botero Coy, comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla.

De acuerdo con lo manifestado por el fiscal Arévalo en la audiencia, estos procesos son adelantados y de hallar pruebas suficientes, se le imputarán nuevos delitos.

La defensa, compuesta por los abogados Alexandra Puello y Luis Garizábalo, busca desvirtuar esta hipótesis. Según los defensores, las relaciones que mantuvo fueron consensuadas y en ningún momento su cliente indujo a la prostitución a ninguna de las jóvenes.

Además, las autoridades tienen conocimiento de que la joven detenida no solo tenía relación con Carrillo sino que, al parecer, había otros hombres mayores de edad involucrados. Por esta razón, se estudia la posibilidad de una red de prostitución que tiene como víctimas menores de edad estudiantes de colegio.

Entre tanto, Marlon Carrillo esperará hasta las 9 de la mañana del próximo miércoles para que tanto Fiscalía como defensa sustenten sus argumentos en cuanto a la medida de aseguramiento a imponer por los delitos que comprenden una pena que podría llegar, según el fiscal, hasta los 30 años.