En Semana Santa fue la última vez que la familia de Jorge Luis Pacheco Solano lo vio con vida. Estuvo de descanso en su casa de Sabanalarga y les manifestó a sus allegados que no quería regresar al peligroso Urabá antioqueño, donde trabajaba como custodio de funcionarios de la Unidad de Restitución de Tierras. Ayer viernes, días después de la Semana Mayor, sus familiares y amigos le dieron el último adiós, tras perder la vida por un atentado del Clan del Golfo.
Junto con Pacheco fueron ocho los policías que murieron el miércoles anterior en un atentado en la vereda El Tomate, en jurisdicción del municipio de San Pedro de Urabá (Antioquia). Los uniformados acompañaban a una comisión de la Unidad de Restitución de Tierras y el camión en que viajaban habría activado una carga explosiva que estaba enterrada en la vía.
El cuerpo sin vida del patrullero llegó ayer trasladado desde Medellín por un avión de carga de la Policía Nacional. En el terminal aéreo Ernesto Cortissoz fue recibido por oficiales de la Policía Metropolitana de Barranquilla y la Policía del Atlántico.
El procurador General de la Nación, Fernando Carrillo, usó su cuenta de Twitter para condenar los hechos y, además, solicitar acciones contundentes por parte de la Policía y las Fuerzas Militares, las cuales hace casi dos años trabajan de manera conjunta para desarticular dicha organización criminal por medio del plan conocido como Operación Agamenón II.
Dicho atentado se trataría de una retaliación por parte de la organización que lidera alias ‘Otoniel’, como consecuencia de la baja de alias ‘El Indio’, su segundo al mando, quien murió luego de una operación coordinada entre la Policía y las Fuerzas Militares en el departamento de Córdoba, hace dos semanas.