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Arriba, donde comienza la magia femenina, no solo hay una mezcla de conocimientos, sentimientos e ideas, también hay espacio para un elemento que para muchas mujeres se traduce en poder, seguridad y confianza: el cabello.

No por nada se le invierten tantas horas a su cuidado, se compran productos costosos para mantenerlo sano y sedoso, lleno de brillo y vitalidad, y se hacen rutinas semanales en el salón de belleza. Para algunas mujeres entre más largo sea, mejor; para otras, lo que importa es la cantidad, el volumen, por eso a la hora de encontrar soluciones que les permitan sentirse más seguras, el precio pasa a un segundo plano.

Las extensiones de cabello son una de las alternativas más usadas por las que quieren cambiar de estilo y tener una melena de ensueño, tanto así que por unas capas de cabello cosido se puede pagar hasta un millón de pesos, dependiendo de la calidad, de si son de cabello natural o sintéticas; a esto se le suma el valor que cobra el estilista por ponerlas. Las hay cosidas, pegadas y de clip, que son las que se remueven, según el gusto de cada mujer.

En los últimos años, los cánones de la belleza han hecho que su popularidad aumente, por lo que el negocio de la compra y venta de cabello natural para hacerlas se ha convertido en una mina de oro. Esto ha generado que, ante los elevados costos de estos accesorios, en varias ciudades del país hayan aparecido redes criminales dedicadas al hurto y comercio ilegal de cabello.

Barranquilla no es la excepción. El martes pasado, Johandris Sandoval Vergara, de 20 años, denunció que el día anterior, cuando esperaba el bus que la llevaría a su lugar de trabajo como patinadora en la Zona Franca, dos mujeres la interceptaron y la subieron a la fuerza a una camioneta para robarle el cabello.

'Sentí que me halaron por el bolso y me subieron a un carro. Llevaba un melón que iba a regalar en el trabajo y el maletín me pesaba, por eso cuando me atesaron, me fui de espalda con todo y morral. Me cogieron por la cabeza y me tiraron bocabajo en el asiento trasero, nunca les vi la cara', contó la joven mientras se tocaba la parte de atrás de la cabeza.

Dentro del vehículo, afirma Johandris, dos mujeres la maltrataron de palabra y físicamente con el fin de que no opusiera resistencia. 'Me golpearon fuerte en el rostro. Me decían que me dejara cortar el pelo, que no me moviera, que me lo dejara cortar. Yo lo tenía hasta abajo de la cintura y cuando sentí fue que cayó el pedazo de cabello'.

'Tengo mucha impotencia porque aun no entiendo qué fue lo que pasó. Yo les decía que me soltaran, que me dejaran ir, pero más me insultaban y me agredían. En ese momento pensé que me iban a violar y a matar, porque uno escucha que se están llevando muchachas para abusarlas y luego desaparecerlas', recordó.

Tras el hecho, la mujer se trasladó al Instituto de Medicina Legal para ser valorada y previamente puso la denuncia ante la Fiscalía. Las autoridades no han establecido si detrás de este acto se encuentra una red dedicada al comercio ilegal de pelo o es producto de una situación personal, sin embargo, hace unos años estos casos se multiplicaron en la ciudad y llevaron a investigar la posible existencia de tráfico de cabello humano.

En 2012 fueron reportados tres casos de mujeres que dijeron haber sido víctimas de esta modalidad de hurto en Barranquilla y Soledad. La alarma que produjo este rumor hizo que muchas optaran por llevar el cabello amarrado en un moño o con una trenza hacia adelante para evitar que se lo cortaran de tajo.

En ese momento, la Policía Metropolitana inició un proceso de investigación para determinar si en realidad se trataba de un fenómeno delictivo. De los tres hechos que en ese entonces trascendieron a los medios de comunicación, Arlén Luna, una de las víctimas, señaló que no vio a las personas que le cortaron el cabello, por eso no lo reportó oficialmente ante las autoridades.

En 2011, medios estadounidenses reportaron que el robo de cabello humano estaba disparado, debido a una ola de robos a salones de belleza. También se reveló que en la India muchas mujeres vendían su cabello a bajo precio para que lo comercializaran en países como Francia, Estados Unidos y Argentina.

El éxito del comercio del cabello de las mujeres indias, el cual es liso y de hebra gruesa, se debe a que las extensiones hechas con pelo natural son más costosas. 'Cuando acá vienen mujeres para vender el cabello, revisamos que este sea virgen, que no tenga tratamientos químicos como tinte o alicer y que se vea cuidado. Esto nos va a dar una extensión de acabado natural, que es lo que busca la mayoría de las clientas: cuando son naturales las personas no notan que no es el cabello de ellas', dice Mariano, estilista de una peluquería en la ciudad.

'Un cabello puede pagarse desde 200 mil pesos hasta 700 o 800 mil pesos, dependiendo del largo, de la hebra del cabello y del tono. A este cabello se le hace un proceso para acomodarlo en capas y coserlo en las extensiones', agrega.

En Barranquilla, distintas peluquerías compran cabello para convertirlo en extensiones, negocio que está dentro del marco de la legalidad. Andrea Padilla, de 24 años, vendió su cabello hace tres meses; por él le pagaron 200 mil pesos. 'No fue mucho dinero, pero me ayudó a completar la plata para pagar mi semestre. Me preguntaron que si tenía químicos o estaba tinturado y lo midieron: me cortaron 40 centímetros'.

Este tipo de compra y venta no tiene filtro, pues cualquier persona puede llevar una moña de cabello afirmando que es suya y las peluquerías las compran, no obstante, hay algunos salones de belleza que no aceptan el negocio si no lo cortan ellos mismos.

'Cada vez más mujeres se ponen extensiones en el cabello para que les dé largo o volumen. Hay unas que afirman que se sienten renovadas y que parecen otras personas. Los ojos les brillan cuando salen de aquí, es que el cabello es todo para una mujer', comenta la estilista Shery Ann.

'Yo no sé por qué me robaron mi cabello, es insólito, nunca esperé que me quitaran eso. Uno se siente ultrajado, violado, porque es un atentado contra la identidad y contra quien soy.

Ahora me miro al espejo y no me siento yo, una cosa es que yo me hubiese cortado el cabello voluntariamente y otra que me lo arranquen', expresó Johandris.

Petición

Donarlo, no venderlo

Milene de Forero, directora de la Liga de Lucha Contra el Cáncer del Atlántico, señala que las donaciones de cabello hacen un cambio en la vida de las pacientes de esta enfermedad. 'La señora Luz Marina Tortello, propietaria de la Peluquería Montreal, recibe todos los cabellos donados, que sean naturales, sanos y sin procedimientos químicos, para hacer las pelucas que utilizarán nuestras mujeres victoriosas. Ella les hace la entrega en el salón y les explica cómo debe ser el cuidado. Los rostros de ellas no tienen precio, pagan todo. Luz Marina sabe lo que esto significa porque ella es una mujer vencedora que también pasó por esta enfermedad'. Forero aconsejó a las mujeres no vender su cabello, sino que los donen a las mujeres que atraviesan una difícil situación por el cáncer, 'para que les devuelvan la alegría'.