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'Cómo nos hace falta a los colombianos dejarnos instruir por Dios, somos demasiado inteligentes en este país, con una sabiduría del mundo que no es suficiente para vivir como hermanos y respetarnos como tal'. Con este mensaje inició la eucaristía el capellán de la Policía, Roberto Padilla para recordar a los seis patrulleros que ofrendaron su vida en cumplimiento del deber y por amor a la Patria en el atentado terrorista perpetrado por el Eln en la Estación San José hace un año y que sembró el horror en Barranquilla y Soledad.

Cada sonrisa, cada alegría, cada anécdota, cada experiencia sigue presente en la memoria de sus padres, esposas e hijos y se convierten en la única forma de volverlos a ver vivos, como salieron aquella mañana del 27 de enero de 2018 de sus viviendas.

'Nunca los olvidaremos'; 'Esto ha sido muy duro'; 'Es un dolor insuperable'; 'Aún lo esperamos', frases que constantemente expresaron las familias que acudieron a la invitación hecha por la Policía Nacional para honrar la memoria de los que ahora son: policías de Dios.

Cerca de 100 personas asistieron a la cancha ubicada a un costado de la Estación de Policía del barrio San José, donde se realizó la misa del primer aniversario de la tragedia que inició 9:20 a.m. con la presencia del alcalde Alejandro Char, el secretario del Interior departamental, Guillermo Polo, el secretario de Gobierno distrital, Clemente Fajardo, el jefe de la Oficina de Seguridad, Yesid Turbay, el alcalde de Soledad, Joao Herrera.

También hicieron parte del homenaje rendido el subcomandante de la Policía Metropolitana, coronel Engelbert Grijalba, el comandante de la Región 8, general Hernán Bustamante, el comandante de la Policía del Atlántico, coronel Henry Jiménez, familiares de las víctimas mortales, varios de los uniformados que resultaron heridos, compañeros policías y vecinos del barrio San José.

El color blanco predominó en la ceremonia. Muchos de los familiares de los caídos y los agentes que conservan en sus cuerpos huellas del horror de la detonación de los dos artefactos explosivos que aquella mañana de sábado 27 de enero interrumpió de un tajo el sueño de los vecinos y que se escuchó en casi toda la ciudad, vistieron con el color que representa la paz, como una forma también de pedirla.

En el sitio donde aquella vez quedaron los cuerpos sin vida de esos seis héroes, ya no había suciedad todo estaba pulcro, paredes pintadas, plaza decorada, ventanas reemplazadas, nuevas plantas sembradas, cuatro carpas para albergar a los asistentes del sol que elevaron un plegaria por el descanso de Freddys Echeverría, Yossimar Márquez, Freddy López, Anderson Cano, Yamil Rada y Willy Rhenals.

El capellán de la Policía llamó a las familias de las víctimas que asistieron para darles una bendición especial.

'Te pedimos señor que acompañes y bendigas abundantemente a estos familiares que hace un año fallecieron en este lugar, que tu gracia nunca les falte y tu presencia siempre esté con ellos'.

'Tenemos que apoyarlos'

La petición más especial la hizo el capellán para los hijos de esos uniformados, esos niños que quedaron huérfanos de padre y los que nacieron después de aquel suceso como en el caso del patrullero sucreño Yosimar Márquez, quien se convirtió en padre por segunda ocasión cinco meses después de su muerte o el caso del patrullero cienaguero Freddy López quien de alguna manera predijo el embarazo de su esposa Madeleine, antes de que incluso ella lo supiera. Supo que sería niña y hasta la nombró: Freilys, el sueño que no conoció.

'Los más frágiles necesitan de nuestra ayuda y nuestro consuelo y los más frágiles son ellos, estos niños que perdieron a su padre de la manera que ya todos sabemos. Estas familias necesitan el apoyo y el respaldo de todos nosotros'.

La conmemoración finalizó con una ofrenda floral entregada por la Policía Nacional.

En una calle de honor abrió paso a los arreglos compuestos entre rosas rojas, margaritas blancas y amarillas.

Los comandantes de Región 8 y Mebar, general Hernán Bustamante y el coronel Engelbert Grijalba, respectivamente, encabezaron la marcha con la solemnidad de melodía fúnebre sonando de fondo al tiempo que decenas de globos blancos fueron soltados al cielo.

Los honras florales fueron ubicadas bajo la estructura que tiene la placa conmemorativa entregada, semanas después del ataque, por la comunidad del barrio San José y que lleva escrito los nombres de los seis patrulleros muertos.

El mural de los lamentos

'Ese es tu papá', le decía Diana Sánchez a la pequeña Luciana frente al retrato de su esposo Yosimar en el mural pintado en la pared que solía tener un enorme cráter producto de la explosión.

La obra artística hecha por Alfredo Rojano causó impresión entre los familiares y asistentes a la ceremonia.

Elvia Villamizar se arrodilló y besó el rostro de Willy Rhenals plasmado en la pared, mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.

'Es un bonito homenaje para no olvidarlos jamás, fueron nuestros compañeros y nos duele mucho su partida', dijo el patrullero Esneider Rodríguez, adscrito a la Estación San José.

Acompañamiento

El coronel Engelber Grijalba, subcomandante de la Mebar señaló que las familias directas de los seis uniformados muertos 'han recibido el acompañamiento por parte de la Institución, así como el seguro obligatorio que cubre la Policía Nacional, así como la gestión para que se les otorgue la pensión a que tienen derecho'.

Grijalba también recordó que existe una recompensa de hasta $50 millones por información que conduzca a la captura de Jefferson Torres Mina, prófugo de la justicia quien es solicitado por los delitos de homicidio agravado, tentativa de homicidio agravado, terrorismo agravado, fabricación, tráfico y porte de armas o explosivos, utilización ilícita de redes de comunicaciones y delito contra la vida de los animales por su presunta participación en los hechos ocurridos en San José.