Acompañada de más de 20 motorizados que le hicieron una calle de honor a las afueras del campo santo Calancala del barrio San Isidro, a las 5:32 de la tarde, llegaron los restos mortales de Julieth Gómez Vásquez.
Caminando con mucho esfuerzo y acompañada de sus familiares más cercanos se encontraba Neyla Vásquez, que con su dolor de madre no pudo soportar la tristeza y durante el recorrido hacia el último descanso de su hija se desmayó en repetidas oportunidades.
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'Ay mi niña, se la llevaron, me dejaron sin mi reina', repetía una y otra vez durante el recorrido la madre con su brazo sostenido por un cabestrillo, producto de un impacto de bala recibido entre su hombro y su espalda en el atentado ocurrido el pasado lunes. En una llamada telefónica que hacía durante el recorrido una tía de la joven fallecida, explicaba a su interlocutor el posible móvil del crimen, 'me la mataron por una ‘culebra’, imagínate, mi sobrina la asesinaron por una deuda', repetía entre llantos su familiar sobre el asesinato de Julieth.
Al llegar al sepulcro donde reposarán los restos de Gómez Vásquez, más de un centenar de personas, compuesto en su mayoría por jóvenes hinchas de Junior, equipo del cual Julieth era aficionada, la despidieron con aplausos. Fue en ese momento en que Neyla no soportó la emoción y perdió el conocimiento y fue auxiliada por sus allegados.
Luego de despedir a la joven, se escuchaba entre los jóvenes barajar hipótesis acerca del hecho de sangre. Sin embargo, todos los rumores terminaban con la misma frase, '¿que fue lo que pasó y por qué a ella?.
EL HERALDO intentó dialogar con algunos de los familiares de la víctima, sin embargo ellos se abstuvieron de dar alguna declaración referente al caso.