Pocos minutos antes de salir de su vivienda en el barrio El Bosque, Sormary Almarales dialogó con EL HERALDO sobre la muerte de su hija Yilivett Yenira Manjarréz, cuyo cadáver fue hallado el 27 de enero de 2004 en un sector en Punta Roca (Salgar): el cuerpo estaba degollado, con estigmas similares a doctrinas satánicas y algunos dedos mutilados.
La Fiscalía vinculó por este hecho de sangre a Tomás Maldonado; sin embargo, las investigaciones nunca dieron resultados que permitieran su captura.
'Cuando me enteré que habían capturado a Maldonado por la muerte de esa muchacha (Brenda Pájaro) enseguida dije ‘ese es el asesino de mi hija’. Todo ha sido muy duro, es recordar un sufrimiento que me costó mucho aceptar', explicó Sormary.
Así se conocieron
Según declaraciones de los parientes de la fallecida, Yilivett se conoció con Tomás en 'agosto o septiembre' de 2003.
'Lo conocí un día que la trajo en una moto. Mi hija se bajó y entró a la casa, a él no lo distinguí muy bien, pero ella sí me contó quién era', relató Sormary. 'La próxima vez que supe de Maldonado fue unos meses después, cuando Yilivett aseguró que le llevaría unos desodorantes de los que ella vendía'.
Una prima de la víctima, entrevistada días después de su muerte, expresó a la Fiscalía que 'Yilivett lo que más hacía era hablar de Tomás, ella me dijo a mí que Tomás le había dicho: vamos a casarnos para diciembre, ella le dijo, para qué diciembre si ya diciembre pasó…Y él le dijo: acaso no van a venir más diciembres (...)'.
Horas antes y después de su muerte
El 26 de enero, Yilivett Yenira se levantó a las 6 de la mañana, horario inusual en su rutina, distante del despertar promedio a las 9 a.m., Sormary le preguntó a su hija qué hacía despierta tan temprano. 'Mami, es que voy a salir en la tarde y quiero dejarte todo listo antes de irme', explicó la joven.
Yilivett aseó la casa y le preparó almuerzo a su madre. A las 4 de la tarde, vestida con un jean azul oscuro y una blusa negra cuello alto, se despidió de Sormary. 'Me dijo que llevaba esa ropa oscura porque así era la reunión, en la que estaría con unas amigas y un amigo', aseguró la mamá.
Manjarréz Almarales avisó que volvería a las 9 y que lo haría acompañada por sus amigos, una de las costumbres de casa. 'A las 9 de la noche me dio un escalofrío horrible, un sentimiento de madre que no engaña, le dije a mi esposo ‘algo le pasó a la niña’; comenzó mi angustia', sostuvo Sormary.
'Salí a comprar el desayuno de mi niña, volví y seguía sin razones de ella. Pasaron las 10 de la noche, las 11, las 12 y nada. A la mañana siguiente me desperté, un perrito que teníamos se me recostó y lloró, supe que algo malo le había pasado', continuó Almarales.
El 27 de enero, sobre el mediodía, las autoridades informaron a los familiares de Sormary sobre la muerte de su única hija. 'Mis parientes me avisaron como a las 4 de la tarde, pero yo me acerqué a Medicina Legal un día después a primera hora'.
A eso de las 7:30 de la mañana del 28 de enero, Sormary se encontró con Maldonado en el instituto forense. 'Lo raro es que me dice ‘yo no maté a su hija’, a razón de qué, no sé, en ese momento no entendí por qué lo dijo'.
Según Álvaro Hoyos Villanueva, padrastro de Yilivett, el investigador asignado al caso saludó a Tomás Manuel y le vio aruñones en los antebrazos. '¿Qué hacía Maldonado ahí? ¿Por qué se enteró primero que nosotros?'.
Familiares de Yilivett relacionan a Tomás Manuel con la fallecida porque en un diario de ella aparecía el nombre de este sujeto, además de eso un teléfono fijo. 'Llamamos y nos contestó la hermana de Tomás, que este durmió por fuera la misma noche en la que desapareció la hija de mi mujer', comentó Hoyos.
Más sobre Yilivett
Yilivett Yenira Manjarréz nació el 12 de julio de 1980 en Barranquilla. Se crió con sus padres en el barrio El Bosque, hija única de Sormary Almarales y Euclides Manjarréz, ahora divorciados.
'Mi hija hizo primaria en el colegio que ahora se llama Evaristo Sourdis. El bachillerato lo cursó en el acabado colegio Nuestra Señora de Fátima; no continuó en la universidad, porque en ese momento no tenía recursos', manifestó Sormary.
Manjarréz Almarales laboró en dos clínicas de la ciudad como asistente de áreas administrativas. 'En diciembre de 2003 averiguamos lo pertinente para su ingreso a la Universidad del Atlántico, ella quería estudiar contaduría, pero miré cómo terminó', añadió Sormary.