Compartir:

Nervios, sin duda. Miedo, aún más. Incertidumbre sobre si meter el pie en el acelerador de su camioneta Toyota Hilux color gris, o seguir la ruta como si nada. Todas esas emociones y pensamientos se pasaron por la cabeza, según dice un empresario barranquillero, a quien llamaremos Carlos, por razones de seguridad, quien el martes anterior se salvó de perder $100 millones que cargaba en su vehículo y que minutos antes había retirado de una casa de cambio, ubicada en la calle 76, en el norte de la ciudad, con el objetivo 'de adelantar un negocio'.

De los varios vehículos de servicio público y particulares que fluían en la vía a su par, había uno en particular que le seguía la pista muy de cerca desde que se embarcó en el carro, pero su intuición y las constantes recomendaciones de seguridad que se deben tener en cuenta, sobre todo, cuando se carga con semejante botín encima, le hicieron notar que algo no andaba bien.

El carro, un taxi tipo zapatico de placa SDU-692, lo seguía a una distancia prudente. Habían pasado cerca de 10 minutos después de las cinco de la tarde, así que el tráfico no estaba en su pleno apogeo. Pero para sorpresa de Carlos no solo el taxi le parecía sospechoso desde su espejo retrovisor. Un hombre de contextura delgada se movilizaba en una motocicleta marca Honda, de color negro, registrada con la placa VEY-89D, zigzagueando entre los vehículos, como en un intento desesperado por alcanzar algo o alguien.

'No sé si me sugestioné por el hecho de que llevaba ahí el dinero o porque siempre estoy muy alerta de todos los movimientos a mi alrededor, pero sabía que ellos me estaban siguiendo y luego de unos minutos de pensar sobre qué hacer, llamé al 123 de la Policía para poner en conocimiento sobre lo que me estaba pasando. Entregué mi ubicación, así como las características del taxi y de la moto para que supieran cómo hallarlos', relató Carlos.

A la altura de la calle 76 con carrera 47, la patrulla del cuadrante que le correspondió la alerta se topó de frente con la motocicleta, a la cual le hicieron la señal de pare para practicarle la correspondiente requisa.

Los detenidos

A bordo del vehículo iba Luis Carlos Díaz Rivas, de 38 años, quien según indicaron los agentes mostró una actitud nerviosa. En el momento en que están en esa labor, los uniformados ven pasar el taxi zapatico que estaban buscando viéndose obligados a pedir refuerzo para perseguirlo.

Una vez custodiado el primer retenido, se emprendió el seguimiento del taxi hasta que sobre la calle 75 con carrera 68 lograron detenerle la marcha y determinar cuáles eran las intenciones de la persecución que le tenían a la camioneta de Carlos.

Dentro del taxi iba un hombre vestido de camisa blanca con botones, pantalón color caqui y quien tenía consigo un casco armarillo, como los que se usan en las obras de construcción. Este hombre fue identificado como Alcides Enrique Maldonado Caraballo, de 30 años, quien resultó muy familiar para la Policía, pues su cara ya había quedado registrada en cámaras de seguridad del centro comercial Metrocentro, en el área Metropolitana de Barranquilla, cuando presuntamente acababa de cometer un hurto en una sede del banco Caja Social, usando la misma vestimenta y también con un casco de protección, razón por la cual se ganó el apodo de ‘el Ingeniero’.

Junto a Maldonado Caraballo estaban David Augusto Saumeth Acuña, de 40 años, y Juan Carlos Morales Palmett, de 30, así como un revólver marca Llama Cassidy con cinco balas en su interior. Los cuatro, contando al conductor de la motocicleta, dice la Policía, se unieron con la intención de cometer un hurto, bajo la modalidad de fleteo, a Carlos, acción criminal que, por fortuna, no se alcanzó a materializar.

'Las cámaras de seguridad también fueron claves para ver que el taxi aguarda en una esquina a que el señor salga de la casa de cambio y de inmediato lo siguen con el objetivo de cometerle el hurto del dinero que acababa de retirar', señaló el mayor William Vargas, comandante segundo del Distrito de la Policía Metropolitana de Barranquilla.