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Una vez los investigadores de la Dijín empezaron a seguir la pista de la controladora aérea del Aeropuerto Ernesto Cortissoz de Barranquilla, Martha Elizabeth Orozco Acevedo, alias Martha, se percataron de un detalle que terminó confirmando las sospechas acerca de su pertenencia a la red narcotraficante que proveía de cocaína al Cartel de Sinaloa: a su celular, que los policiales habían interceptado por orden judicial, llegaban a menudo mensajes de millonarios avances de dinero en casinos de varias ciudades del país.

Según le dijo a EL HERALDO un investigador del caso, adscrito a la Dijín de la Policía, cuya identidad se reserva en tanto que la investigación sigue su curso, los mensajes en el celular de alias Martha daban cuenta de avances de más de $2 millones por noche, emitidos en distintos casinos de Barranquilla, Bogotá y otras ciudades del país.

Este era, según la fuente, el 'vicio' de la controladora aérea del Cortissoz, quien terminó cayendo –al igual que los grandes capos lo hacen por las mujeres, el alcohol o las drogas–, por una de las debilidades humanas: el juego.

La red de la que hacía parte cargaba mensualmente una avioneta con 500 kilos de cocaína, con la que sacaba unos $2 mil millones por viaje, de los cuales le pagaban un ‘impuesto’ del 5% al 20% al recién capturado Elkin Javier López Torres, alias La Silla, para poder operar en la zona del Magdalena y La Guajira.

Los tentáculos

Todo el caso arrancó con la información que una fuente humana le entregó a la DEA, señalando que había una organización de narcotráfico que operaba entre Bogotá, Barranquilla, Magdalena y La Guajira.

El delator dijo además que el modus operandi era permitir entrar y salir del país 'aeronaves negras' –como se les conoce en el argot delincuencial–, que llegan desde México, directamente pilotadas por miembros del Cartel de Sinaloa, aterrizan en dos pistas, una en Pivijay, Magdalena, y otra en un sitio no precisado de La Guajira, donde las cargan de cocaína y combustible, y salen de regreso.

De esta manera, asegura la fuente, se abre el expediente desde el 18 de julio de 2017 y poco a poco los investigadores de la Dijín van armando el organigrama de 12 personas: alias Jaison, el líder, con enlaces en Sinaloa directamente ligados a Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán; Harvey Guana, alias Cabezón, el subordinado más cercano a Jaison, y por medio del cual llegan a su esposa, alias Martha, la controladora aérea que pide específicamente los turnos en que llegan las 'negras' y que omite las alertas del ingreso de estas al espacio aéreo colombiano. Pero, además, según la Dijín, 'quien contacta a los funcionarios de la Aeronáutica Civil para que colaboren con la salida de los cargamentos'.

Una red. Por ello, según el investigador, se incluye dentro de la trama delincuencial, además, un 'soborno a funcionarios públicos con quienes realiza las coordinaciones para el acopio, transporte y envío de sustancias estupefacientes'.

También ubica el órgano de inteligencia policial en la estructura a los hermanos y empresarios ganaderos de Santa Marta Rafael y Enrique Noguera Abello –este último señalado por la fuente de coordinar los pagos del ‘impuesto’ a alias La Silla–, encargados de la finca donde se acopia la droga y de la logística necesaria, con otros miembros de la red, para el envío de los cargamentos: 'maquinaria, envolturas, cintas, y empaque de los estupefacientes'.

Y entre los principales en la organización la Dijín sitúa a Manuel Pedrozo, alias María Angélica, quien se encargaba de recibir las sumas de dinero provenientes de México y de Los Ángeles, Estados Unidos, en sitios previamente acordados, para, a su vez, distribuirlos a la red en Colombia, generalmente, a través de casas de cambio, donde los reclamaban amigos y seres queridos de los detenidos. Así mismo, llegaban ‘turistas’ mexicanos, que no eran otra cosa que seres queridos de los narcos de Sinaloa, trayendo ‘viáticos’, que en realidad eran pagos para sus secuaces colombianos.

En los albores de las pesquisas, de hecho, ocurre el evento que ayuda a conducir la investigación: el domingo 5 de noviembre de 2017 alias Martha, según la fuente por un error de coordinación, no logra evitar que otras autoridades noten la entrada de una avioneta tipo Cessna 182 de color blanco por La Guajira, que era la ruta por la que siempre ingresaban al país, pero sí da aviso a la organización de que están siendo perseguidos.

Al poco rato, un avión de reacción SR-560 y dos aviones de combate A-37 salen en la persecución, le alertan a la avioneta que están tras ella, pero esta trata de eludirlas, por lo que la Fuerza Aérea abre fuego e impacta la aeronave, obligándola a aterrizar maltrecha en la pista de Pivijay y queda completamente destrozada en tierra; sin embargo, los pilotos y quienes los esperaban logran darse a la fuga. Las autoridades llegan y descubren cerca del lugar los 515 kilos de clorhidrato de cocaína que pretendían enviar.

Con estas evidencias, la Corte del Distrito Sur de Los Ángeles los pide en extradición: 'Requeridos por los delitos de tráfico de narcóticos, cargo uno, concierto para distribuir por lo menos cinco kilogramos de cocaína con la intención, el conocimiento y teniendo causa para creer que la cocaína sería importada ilegalmente a los Estados Unidos', se lee en el ‘indictment’ o acusación del despacho judicial norteamericano.

Así las cosas, el 19 de septiembre pasado la Dijín, la DEA y la Fiscalía detienen a alias Martha en la madrugada en su casa del barrio Villa Carolina, en Barranquilla, mientras que los demás caen en Bogotá, Santa Marta y La Guajira.