Mateusz Jan Pizark dice que lo único que quiere es irse del país. Hace poco más de un mes, el hombre llegó a Colombia como turista polaco después de haber recorrido por varias semanas Perú y Brasil.
Pero su historia tuvo varios contratiempos y la cara de Mateusz se hizo famosa luego de que en la noche del martes 25 de febrero protagonizara una pelea con un taxista en las inmediaciones del aeropuerto internacional Rafael Núñez, de Cartagena.
De acuerdo al relato manifestado por el taxista, el turista polaco se negó a pagar $22 mil por una carrera desde la Terminal de Transportes hasta el aeropuerto.
'El turista sacó de sus bolsillos varias monedas, hasta sumar $3.000 con lo que pretendía pagar el servicio', dijo un testigo quien añadió que el taxista con un palo 'golpeó fuertemente al polaco hasta dejarlo tirado en el piso'.
Pero nadie, ni la misma Policía se dio a la tarea de indagar las razones del por qué la actitud del turista. La institución en un reporte conocido por EL HERALDO detalla que sancionó al turista con dos comparendos por fomentar riña en vía pública y por negarse a cancelar el pago de transporte público.
El taxista Ricardo Buelvas fue sancionado por fomentar una riña en vía pública. Ambos fueron llevados a las instalaciones de la Estación de Policía Aeroportuaria por los comportamientos y le fue impuesta una multa tipo 2, que corresponde al pago de $208.000.
La historia
Desde la noche del 25 de febrero hasta el primero de marzo del presente año, Jan Pizark deambuló como 'un mendigo' en las instalaciones del aeropuerto.
'Su comportamiento era extraño. Se veía afectado, aturdido y desorientado. Lo vieron comiendo de la basura nunca se cambió de ropa y tampoco mostró señales de violencia', contó a este medio un vigilante del terminal aéreo de Cartagena.
Sin embargo, la salvación de Jan Pizark llegó esa tarde del primero de marzo. Una pasajera que llegaba de Estados Unidos con rumbo a Barranquilla le llamó la atención del turista encogido en una de las bancas.
Rocío, como pidió que la llamaran, cuenta que se le acercó al turista con la intención de saber por qué estaba allí. 'No dejo de recordar sus ojos azules pidiendo auxilio. Yo en inglés le pregunté si podía ayudarlo en algo y con sus ojos me lo dijo todo', dice.
La mujer relata que le dio dinero al turista para que comiera y le prometió que regresaría al día siguiente para ayudarlo. 'Le dije que no podría traerlo porque llevaba las maletas de mi familia y no cabría, pero le dije que me esperara que yo regresaba'.
Al día siguiente Rocío regresó a Cartagena y no encontró al turista. 'Lo busque por dos horas junto con mi hijo hasta que lo encontramos. Le pregunté si había comido y me dijo que sí, que había comprado muchas hamburguesas'.
La mujer narra que subió al turista, sucio y sin varios días sin bañar, al taxi con rumbo a Barranquilla. 'Lo hospedé en un hotel del barrio El Prado. Allí le dije que se bañara, le di ropa para que se cambiara y poder iniciar todo el proceso para saber qué haríamos con él', señala Rocío y agrega que toda la conversación fue en inglés. 'Yo no hablo polaco y el manejaba algo de inglés'.