Es muy extraño que una persona en Colombia salga de su casa sin pensar en los posibles riesgos que le supone estar en la calle. Quizá en Finlandia o Dinamarca no haya que preocuparse mucho por eso, pero en Colombia el sopesar las probabilidades de ser víctima de un atraco o de atestiguar un homicidio hace parte de la rutina de todos los días.
Según las autoridades nacionales, esto se debe en parte al accionar de las bandas criminales que en las principales ciudades y municipios del país han generado una estela de violencia urbana e inseguridad, buscando 'mejorar' en su negocio: el microtráfico de estupefacientes.
Más que la exportación de drogas, el 'menudeo' afecta directamente a los ciudadanos porque su escenario son las calles de cada ciudad y los actores no son los grandes narcos, sino pequeños carteles que surgen en los barrios, creando así las llamadas ‘ollas’, desde donde parte el expendio a toda la ciudad.
De hecho, este negocio criminal ya no es visto únicamente como un delito, sino como una problemática social que deriva en el aumento de otros delitos.
La Policía asegura que el tráfico local de estupefacientes genera enfrentamientos entre grupos delincuenciales por territorios y control de expendidos de droga, lo que a su vez desencadena homicidios por ajustes de cuentas entre personas que se dedican a negocios ilegales.
La Policía asegura que cuando los consumidores se quedan sin recursos para sostener su adicción, suelen buscar en el hurto la manera de financiar el consumo e inyectar dinero a las bacrim.
Aumentaron delitos. En la región Caribe colombiana, en el 2019 y lo que va de 2020, los ciudadanos han sido testigos de este flagelo. Tan solo en enero de este año la Policía Nacional ha registrado 190 homicidios en los siete departamentos continentales de la región (Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, La Guajira, Magdalena y Sucre), lo cual significa un aumento de 11 casos en comparación con los 179 registrados en el primer mes de 2019.
En donde mayor aumento de homicidios se registró fue en Magdalena, donde hubo un aumento de 15 homicidios, pasando de 16 en enero de 2019 a 31 en enero de 2020.
Le sigue Atlántico, que pasó de 40 asesinatos en enero de 2019 a 46 en el mismo mes, pero en 2020.
En el área metropolitana de la capital, tan solo en los primeros 10 días del año, Soledad y Barranquilla competían con 10 homicidios en cada una. Ello despertó la alerta en la Policía Metropolitana de Barranquilla que, en su momento, aseguró que la situación era 'crítica'.
Según el comandante de la Mebar, el general Ricardo Alarcón, la ola de violencia se debió a la 'reactivación de una disputa de unos grupos que están dedicados al control del microtráfico'.
Pero dicha situación no solo se vivió en Atlántico, pues en cinco de los siete departamentos aumentaron los homicidios (solo bajó en Córdoba y La Guajira), y también se vio un aumento considerable en los atracos.
Según registró la Policía Nacional en enero de 2020, en los siete departamentos del Caribe colombiano se registraron 3.396 casos de hurto a personas, con un aumento total de 458 casos, en comparación con los 2.938 de enero de 2019.
Miles de capturas. Ello hizo que las autoridades reaccionaran y contraatacaran con fuerza, lo cual se vio reflejado, sobre todo, en el aumento de las capturas que, sin ser ningún tipo de coincidencia, registró el número más alto en las referentes al delito de microtráfico en 2019 y 2020.
Es así como en enero de este año la Policía logró capturar a 3.895 personas, 519 más que en el mismo periodo de 2019. Esto según la base de datos de capturas de la Policía Nacional.
De las capturas, el 25,6 % (998) fueron por el delito de fabricación tráfico o porte de estupefacientes, un porcentaje alto considerando que hay 81 delitos por los que se han registrado capturas este año en la región.
‘Odín’, el contraataque. Si bien la Policía en cada departamento adelanta estrategias para contrarrestar el impacto de las bandas dedicadas al microtráfico en sus territorios, la Regional No. 8 de la Policía, que cobija a Atlántico , Bolívar, La Guajira, Cesar, Magdalena y Sucre, ideó una estrategia operacional para combatir la delincuencia llamada ‘Odín’, que se pone en marcha de manera simultánea en la región.
‘Odín’ nació en enero de 2020 y, según aseguró el general Mariano Botero Coy, comandante de la Regional, se puso en marcha inicialmente en la Sierra Nevada de Santa Marta, para identificar a miembros de los grupos criminales organizados que tienen incidencia en todos los departamentos de la región y que centran su operación delictiva en el microtráfico.
'Es una tarea sostenida de impacto que trata de identificar a actores criminales de grupos armados organizados, más específicamente en el ‘Clan del Golfo’, ‘Los Pachenca’ y ‘La Silla’', aseguró Botero, indicando que se trabaja de la mano de fiscales especializados, y así dar golpes contundentes contra la delincuencia 'que afecta la seguridad de la región y el país'.
Destacó que la estrategia está orientada a prevenir el homicidio, el tráfico de estupefacientes y el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes en estas instituciones, en coordinación con las administraciones departamentales.
'La operación ha dejado más de 42 personas capturadas por homicidio, extorsión, narcotráfico, trafico local de estupefacientes, porte ilegal de armas de fuego y concierto para delinquir. Es un golpe que seguiremos dando con más fuerza', determinó Botero.