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En una silla de plástico que algún día fue blanca, vistiendo un traje blanco con pepas negras y lo que parecía ser una gabardina marrón, una mujer de 70 años permaneció sentada por varias horas en las afueras del cementerio la Inmaculada Concepción, del barrio San Salvador, en el norte de Barranquilla. De no ser porque esta mujer aparentemente fue diagnosticada con la COVID-19, la escena no hubiera sido noticia.

Familiares de la señora dijeron que el martes se conmemoró un año del fallecimiento de uno de sus hijos, por eso la septuagenaria mujer salió a las 9 de la mañana de su casa, en Soledad, rumbo al cementerio.

Al camposanto llegó aproximadamente a las 12 del mediodía, pero lo encontró cerrado. Fue ella misma quien se encargó de decirles a varios vecinos del sector que sufre de coronavirus, lo que generó la alerta entre la comunidad.

Algún vecino le prestó la silla a la señora, que se ubicó bajo la sombra de un frondoso árbol de neem, a la espera de que algún familiar fuera por ella.

Sin embargo, los que llegaron fueron los policías del cuadrante, quienes pidieron apoyo ante lo delicada de la situación.

Al lugar arribaron más patrullas, miembros de Ponalsar (la especialidad de socorro de la Policía) y varios miembros de la misión médica.

También llegaron los parientes de la mujer, quienes confirmaron que ella padece de la COVID-19 y que recibe atención médica en casa, pero que no pudieron hacer nada para evitar que se saliera de la vivienda porque vive sola.

De acuerdo con fuentes de la Policía, la mujer fue trasladada en una ambulancia hasta su casa donde está recibiendo los cuidados pertinentes, pues no era necesario trasladarla a un centro asistencial.

Los vecinos del sector expresaron su preocupación, pues no saben cuántas personas tuvieron contacto con la señora en su recorrido desde Soledad hasta el norte de Barranquilla. Tan pronto la mujer fue recogida por paramédicos, entre varios vecinos limpiaron las aceras y la calle con agua y cloro.