Compartir:

La medida es clara: no se permiten aglomeraciones y, en específico, los sepelios están prohibidos debido a la cantidad de gente que congregan.

Por esta razón, agentes de la Policía Metropolitana de Barranquilla interrumpieron un cortejo fúnebre que se movilizaba por la avenida Murillo, a la altura de la carrera 33, quienes salían de la funeraria Universal y pretendían dirigirse al cementerio Calancala, con el féretro en hombros, para sepultarlo allí.

Los dolientes, sacaron el ataúd del carro fúnebre para cargarlo, pero los uniformados, expresando su solidaridad por el momento de dolor, les recordaron que ese tipo de acciones están prohibidas como medida para frenar la expansión del COVID-19.

Los dolientes no tuvieron más remedio que regresar el cajón al carro y la multitud fue dispersada por la autoridad, reduciendo el grupo solo a cinco personas que acompañaron al difunto hasta su última morada.