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Alex Naín Saab Morán trabajó por muchos años sin aparecer en el radar de las autoridades y la prensa, pero hace cuatro años el imperio que había construido empezó a ganar renombre, no solo por lo exitoso de sus negocios en el exterior, sino por los tintes de corrupción que mancharon su nombre en la palestra pública.

El barranquillero hoy es noticia por su captura en África, puntualmente en Cabo Verde, a donde llegó cuando el avión privado en el que se transportaba desde Rusia hacia Irán se detuvo para cargar combustible; los cuestionamientos a su nombre y los supuestos hechos de corrupción en lo que estaría involucrado datan de agosto de 2017, cuando la exfiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, lo mencionó como socio corrupto de Nicolás Maduro.

En su momento, la exfiscal aseguró que Saab Morán era representante y copropietario con Maduro y otros dos colombianos, de una empresa registrada en México llamada Group Grand Limited, la cual se dedicaba a vender alimentos al Clap (Comités Locales de Abastecimiento y Producción), el programa gubernamental que comercializa productos regulados entre la población, que escasean en los supermercados venezolanos.

'Tengo pruebas de todo esto y la entregaré a los gobiernos de diferentes países, incluido Estados Unidos', aseguró Ortega en su momento sobre el supuesto proceder corrupto del barranquillero que había logrado venderle alimentos a Venezuela por más de 200 millones de dólares.

En su momento, el entonces abogado de Saab, Abelardo de la Espriella, negó las acusaciones contra su cliente negando cualquier tipo de relación con la empresa distribuidora de alimentos; sin embargo, un año más tarde, la Fiscalía de México confiscó un cargamento de víveres en cajas de mercados con la etiqueta del Clap, avaluado en 61 millones de dólares, en lo cual se volvió a vincular a Saab como copropietario de la empresa.

Con la incautación, el exvicefiscal de México, Alonso Israel Lira, dijo: 'De acuerdo con la investigación, un grupo de personas y empresas obtienen recursos públicos venezolanos, los desvían de sus fines humanitarios y a cambio adquieren alimentos con los que especulan aprovechándose del desabastecimiento y la carestía que aqueja a Venezuela'.

El funcionario explicó, además, que la corrupción se veía reflejada en la compra de alimentos de baja calidad, exportándolos con sobreprecio a Venezuela y revendiéndolos al Estado venezolano y a la población a 112 veces más costoso de lo normal, a través de los Clap.

Posteriormente, en julio de 2019, el Departamento del Tesoro de EEUU emitió informe sobre el fraude en que participó el barranquillero en plan alimentario del gobierno de Venezuela; y lo señaló —junto con el también colombiano Álvaro Pulido— de lavar unos 350 millones de dólares producto de 'una red de corrupción' en el programa Clap de subsidios alimentarios del gobierno venezolano.