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Daniela Espitia Flórez le dijo a su abuela que saldría un momento, que no tardaría en regresar, que iba a hacer un mandado. Sin embargo, cuando se despidió, ni ella ni su abuela sabían que sería la última vez que se verían, pues la joven de 21 años se dirigía a una cita con la muerte.

Con sus jeans ajustados, una blusa sencilla, tenis y un morral, Dani se fue de su casa, en el barrio Villa Del Carmen de Soledad, al mediodía. Se fue caminando, dejó a sus hijos de cinco y dos años donde la vecina que los solía cuidar y continuó. Era el lunes 17 de agosto de 2020 y un par de horas más tarde la encontraron muerta en la habitación de un motel en el Centro de Barranquilla.

Desde un principio, las autoridades y los familiares de Daniela vincularon a su expareja, Deimer Eduardo Díaz Mendoza, con el atroz crimen. Si bien nadie sabía que ella se encontraría con el padre de sus hijos esa tarde, las cámaras de seguridad de la residencia los registraron ingresando juntos al tipo de establecimiento comercial cuyo nombre popular y jocoso se hace más preciso que nunca: ‘el matadero’.

EL HERALDO tuvo acceso a las imágenes grabadas por las cámaras exteriores e interiores del motel. En uno de ellos se ve a la pareja llegar en un taxi que parqueó justo en la entrada, como suele ser el protocolo para los moteles. Deimer se bajó primero y rodeó el muro de arbustos que cubre la fachada del lugar para llegar a la puerta. Dani tardó un poco más. Incluso, cuando el taxi se fue, ella se detuvo por unos segundos antes de ingresar.

Adentro los recibió una mujer, la camarera, quien sería la misma que una hora y media más tarde halló el cadáver de Daniela. En ese momento eran exactamente la 1:24 de la tarde y la puerta se había cerrado detrás de la pareja que había iniciado la relación siete años atrás, cuando ella tenía apenas 13.

Daniela y Deimer estuvieron en la recepción por un par de minutos, mientras que el encargado les entregaba la llave de la habitación que, según conoció EL HERALDO posteriormente, supuestamente fue elegida al azar. Era la última recámara del motel, la más alejada. Allí, salen del enfoque de la cámara.

Un familiar de Daniela contó que el día del crimen él mismo vio los videos. Que se ve cuando él sale de la habitación a buscar una gaseosa e ingresa nuevamente. Luego, tal y como quedó registrado, Deimer salió solo, encajándose el buzo de color blanco en el pantalón y llevando en la espalda el bolso de la joven. Nunca más regresó, ¿y Daniela? No salió.

Las autoridades indicaron que la joven madre fue hallada desnuda sobre la cama de la habitación. Tenía heridas en el pecho que habrían sido hechas con un pico de botella y a un lado había quedado la almohada con las marcas del maquillaje que resultaron de asfixiarla hasta la muerte.

Dos días después del crimen el juez 12 Penal Municipal con funciones de control de garantías, a solicitud de un fiscal seccional de la Unidad de Alertas Tempranas para Homicidios de Barranquilla, emitió una orden de captura contra Deimer Díaz.

Por el momento, se desconoce el paradero del presunto homicida, quien supuestamente informó a su familia sobre el crimen y les pidió ayuda para escapar. Por otro lado, allegados a Daniela también informaron que todos los familiares con los que vivía Deimer Díaz en el barrio Villa del Carmen, en Soledad —el mismo en el que vivía la víctima—, se mudaron tras conocerse el homicidio.

Por su parte, los familiares de Daniela Espitia planean realizar una protesta pacífica este sábado en el barrio de Soledad en el que tanto la víctima como el presunto homicida habían vivido toda su vida. La intención es una sola: justicia.