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El asalto registrado el pasado domingo en la joyería Moderna, dentro del centro Comercial Buenavista I, dejó al descubierto las nuevas modalidades o tácticas de inteligencia que están utilizando los criminales para delinquir.

En esa oportunidad, cinco hombres, uno de ellos portando elementos de la Policía, se llevaron un aproximado de $500 millones en prendas. Los delincuentes no usaron armas de fuego, solo usaron unas fotografías de familiares de los empleados de la joyería, y con eso intimidaron a los trabajadores para poder llevarse las prendas.

Pero esta no era la primera vez que ocurría este tipo de modalidad para cometer un atraco. A comienzos de diciembre de 2017, los tres hombres engañaron a la empleada de un punto de pagos y servicios situado en el interior del centro comercial Miramar, con un ‘cinturón bomba’ con el fin de que les entregara $50 millones que tenía en la caja fuerte.

La mujer, días después, le dijo a la Policía que los delincuentes la abordaron en la calle 68 con carrera 23 del barrio San Felipe, y la subieron a un carro color gris. En el interior del vehículo, según el relato de la víctima, uno de los sujetos 'le muestra una foto de sus hijos y le dijeron que si no les entregaba el dinero harían detonar el artefacto y atentaría contra la vida de sus familiares'.

Lo anterior, según fuentes judiciales, da muestras de que los delincuentes hacen 'un detallado estudio de inteligencia' de las potenciales víctimas para poder cometer el atraco y que las mismas las han ido 'perfeccionando' a lo largo del tiempo.

EL HERALDO habló con una fuente judicial que detalló cuáles eran las nuevas modalidades detectadas en la región en cuanto a criminalidad se refiere.

'Esta es una modalidad que poco a poco se ha ido implementando entre los delincuentes. Requiere de meses o semanas de trabajo por parte de ellos, a no ser que un pariente esté involucrado en el hecho. De todos modos se requiere de un análisis para saber muchos detalles de la víctima y sus vínculos con lo que se va a hurtar', explicó la fuente.

El hecho de que no utilice un arma de fuego resulta para el investigador 'una táctica arriesgada', ya que muchas veces la víctima podría tener una reacción 'desafiante' ante el delincuente.

'El ladrón, sin duda, apela a una táctica psicológica donde debe asumir una conducta intimidante que debe mantener a lo largo de la ejecución del delito que está realizando. Esta la apoya con el uso de elementos como las fotos de parientes o elementos que podrían hacer algún daño, que como ya hemos visto, no es una tradicional arma de fuego', detalla el investigador.

Redes sociales y secuestro

Una nueva modalidad de secuestros exprés ha sido otra de las tácticas identificadas por las autoridades. En esta oportunidad, las víctimas son empresarios que promocionan su negocio, productos o servicios por medio de redes sociales.

Esta modalidad 'ha tenido un incremento' en los últimos meses, sobre todo en medio de la actual emergencia sanitaria. En este caso, los delincuentes también 'realizan un rastreo minucioso' por las redes sociales con la intención de identificar a sus víctimas.

'Los delincuentes reconocen que sus víctimas realizan o están vinculadas a trabajos y servicios considerados por muchos de lujo. Es decir, que es bastante rentable hablando en materia económica', explicó una fuente de la Sijín encargada de realizar la investigación de este tipo de casos.

El tipo de empresario que mayormente detectan está relacionado con actividades ligadas a la arquitectura y diseño de interiores.

Una vez identificada la víctima los delincuentes se hacen pasar por clientes y citan a los comerciantes hacia zonas apartadas de las ciudades, 'a zonas exclusivas', en donde se supone habitan personas adineradas.

'Ese es el anzuelo de los ladrones. Llaman al empresario y le dicen que alguien a quien le realizó un trabajo reciente lo recomendó y así establece una relación de confianza. La víctima se traslada en su vehículo y hacia la dirección indicada, pero en el camino el vehículo es interceptado y le dicen al comerciante que ha entrado a una zona roja militar del ELN y le exigen una fuerte suma de dinero. Hasta no entregarlo no podrá mover el carro', señaló el investigador.

Esta táctica resulta más fácil de lo que se cree, dice la fuente, pues, los delincuentes 'rastrean incluso los comentarios de los clientes' y foto de los trabajos lo que les permite conocer muy bien la actividad que desempeña la víctima. 'Una vez uno de los empresarios le pidió el número de teléfono de un familiar para poder pedir el rescate con más facilidad'.

Delitos cibernéticos

Diferentes modalidades de delitos cibernéticos también han sido detectadas por las autoridades, siendo la suplantación de identidad, estafa por compra o venta de productos en internet y malware las más utilizadas, pero las extorsiones por ‘sexting’ (cobro para evitar la difusión en redes sociales de las fotografías sexuales enviadas voluntariamente) han sido las más comunes.

En este caso los delincuentes se aprovechan de la confianza de las víctima y envían mensajes de textos 'para pescar' la información financiera de las personas y apelan a la sensibilidad de los atacados.

'La porno-venganza ha tenido un incremento significativo. Los criminales ingresan a las computadoras o celulares por medio de links (enlaces) que envían y se apoderan de la información íntima de la persona, como fotos y videos. Este contenido llega a las manos incorrectas que las usan para extorsionar', señaló el investigador.

Falsos funcionarios y vendedores

Otra modalidad que ha tenido un auge significativo es aquel donde supuestos funcionarios o vendedores se ganan la confianza de las personas e ingresan a sus viviendas para atracarlas.

'La o las personas llegan hasta la puerta de una casa y aseguran ser funcionarios de alguna entidad del Estado (esa situación se vio mucho al inicio de la pandemia), donde decían que iban a hacer una encuesta para que la persona optara a un beneficio. La víctima dejaba pasar a estas personas y luego estas con arma en mano las despojaron de sus pertenencias. Lo mismo pasaba con supuestos vendedores de servicios de telefonía mayormente', destacó la fuente judicial.

Tráfico de drogas a domicilio

Este tipo de delitos fue otro que según las autoridades tuvo un incremento y se configuró como una nueva metodología para la distribución de drogas en la Costa.

'Normalmente esta estrategia poco se veía en esta región, pero la pandemia le dio un impulso. Los distribuidores ahora llevan la mercancía hasta el lugar donde el consumidor desea. Hemos detectado que está situación se presenta más en el norte de la ciudad y está camuflada como un delivery de comida, cuando en realidad es droga lo que se lleva, esto le ayuda tanto al transportador, como al consumidor a pasar desapercibido', dijo la fuente.

Las autoridades recomiendan a la ciudadanía estar muy atenta ante la presencia de personas sospechosas tanto en las residencias como en los locales comerciales, así como no abrir todo los links que llegan a los dispositivos móviles y a ser prudentes con la información que se sube a las redes sociales.