Hace exactamente tres días que la historia de Edgardo de Jesús Álvarez Lozano salió del anonimato. El hombre, de 45 años, quien tiene una discapacidad en sus piernas, como consecuencia de una enfermedad que padeció a los 8 años, decidió contar su experiencia de vida con la intención de poder obtener cualquier tipo de apoyo que le ayude a seguir sacando hacia adelante su familia.
Pero ‘el Cangre’, como es conocido por sus vecinos del barrio El Bosque, jamás pensó que su conmovedor relato pudiera ser usado para ocasionarle algún mal. Tras la publicación del artículo en EL HERALDO, el hombre aseguró que lo contactaron personas de diferentes partes de Colombia y del mundo para brindarle esa ayuda que tanto necesita, pero al mismo tiempo fue víctima de la delincuencia, pues lo citaron bajo engaños para una oferta laboral y lo despojaron de una donación que había recibido. También le quitaron su teléfono celular, el de su esposa y sobrinas.
'He recibido muchas llamadas de Panamá y de Estados Unidos de personas interesadas en ayudarme, pero mi número también lo cogieron para cosas malas. Me llamaron y me dijeron que me iban a dar trabajo como empacador, pero todo fue un engaño', manifestó Edgardo.
El hombre, que con la ayuda de su familia ya está tramitando la instauración de la respectiva denuncia, relató que en la mañana del pasado miércoles recibió una llamada y lo citaron para que llevara a sus parientes a la calle 30 con carrera 38 donde harían 'unas capacitaciones', pero él debía ir a unas oficinas cerca del Portal del Prado.
'Un taxista amigo nuestro llevó a mis familiares en la dirección pactada y yo seguí hacia donde me dijeron que llegara. Estando en la calle buscando la dirección un hombre se me acercó y me preguntó que si era el que había salido en el periódico, yo le dije que sí y me pidió que sacara unas fotocopias de la cédula, pero de un momento a otro esa misma persona, sacó una pistola y me la puso en la espalda, además me quitó $200 mil que me habían donado desde Estados Unidos', contó ‘el Cangrejo’.
En medio del pánico, Edgardo dice que pensó en sus familiares que había dejado en el Centro; pero como no tenía dinero le tocó esperar al amigo taxista, con el que había acordado que lo buscara, para que lo llevara de nuevo a la carrera 38 con calle 30 para saber qué había pasado con ellos. 'Cuando llegamos mi esposa y mis sobrinas no estaban y empecé a preguntar, pero nadie me daba razón'.
'Le dije a mi amigo taxista que me llevara a un CAI de la Policía para buscar ayuda, pero me mandaban de un lado para otro. No recibí atención ni porque era discapacitado', señaló Edgardo.
Resignado por no conseguir la ayuda de los uniformados regresó a su casa para intentar buscar el apoyo de sus familiares para que le ayudaran a buscar a su esposa y sobrinas, pero al llegar a su residencia sus parientes ya habían llegado.
'Me dio mucha alegría al verlas, pero me contaron que a ellas también les habían robado sus teléfonos', dijo ‘el Cangrejo’, quien resaltó que su celular era su bendición porque a través de él las personas lo contactaban para darle ayudas.