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Hasta las oficinas de la Fiscalía General de la Nación llegó la información de que en una finca diagonal en donde vivía Hernando Chamorro Reyes, de 63 años, desaparecido desde el 24 de diciembre de 2019, estaban enterrados unos restos óseos.

La información hizo que una comisión especial del CTI se movilizara al lugar para establecer de quién era la osamenta y si podrían tener alguna relación con el hombre que fue reportado como desaparecido hace casi un año.

'El predicador de la palabra de Dios', como también se le conocía al hombre, residía en una parcela que era conocida por la comunidad como El Reposo, ubicada en el municipio de Sabanagrande.

EL HERALDO conoció que el ente investigador consiguió una orden de registro y allanamiento para poder entrar al lote y realizar la inspección.

A la zona llegó un antropólogo, un topólogo y un técnico forense, quienes por medio de una labor con escáner especiales pudieron dar con el sitio exacto donde estarían los restos de Chamarro Reyes.

'En el sitio se hallaron unos restos óseos que hace pensar que es el señor Hernando. El tamaño de los huesos y algunos pedazos de telas nos indican que es un hombre el que estaba allí', dijo una fuente a este medio.

El equipo también recolectó partículas de tejidos en alto estado de descomposición que le permitirán establecer con seguridad de quién son los restos de la persona hallada.

La búsqueda del 'predicador de la palabra' fue catalogada por las autoridades en su momento como desaparición forzada por lo que a sus familiares les tomaron pruebas de ADN que hoy están cotejando con la de los restos hallados el pasado martes.

Entre los familiares del hoy desaparecido hay desconcierto, pues no saben por qué habría pasado con su pariente.

Unos testimonios

De acuerdo con José Chamorro, hermano del pastor, el día en que se conoció la desaparición, él y su esposa lo estaban llamando para invitarlo a la cena navideña, como era tradicional. Sin embargo, a las 8:00 de la mañana de ese día, el teléfono de Hernando ya no timbraba, sino que las llamadas eran desviadas al buzón de mensajes.

A pesar de ello, la familia Chamorro optó por no preocuparse, pues Hernando era un hombre 'descomplicado, entregado al evangelio y tranquilo. Era buena gente'.

No obstante, la familia se enteró de que Hernando había organizado encontrarse con unos 'compañeros en la fe' para hacer un sancocho al que nunca llegó.

Entonces, alrededor de las 10:00 de la noche del 24 de diciembre, José y otro de sus hermanos se dirigieron a la vivienda de Hernando, para saber qué había pasado con él.

La sorpresa que recibieron distó mucho de las que suelen recibir las personas en Navidad y, al llegar, se encontraron con que la casa estaba vacía.

'En la cocina había un huevo cocido que no se lo comió, la cama estaba desarreglada, como quien se levanta y se va, y en la mesa había un celular viejo que no era el de él. Hernando no estaba', contó José Chamorro, seguro de que algo extraño le pudo haber ocurrido a su hermano.

Desde entonces empezó la búsqueda por hallar al hombre que, aseguró, se dedicaba 'predicar la palabra' a personas de bajos recursos en barrios de Soledad, Barranquilla y Sabanagrande.

 A comienzos de enero desde, los parientes se enteraron de que ese 24 de diciembre habían visto a Hernando caminando por la vía oriental, vestido de pantalón negro y camisa de cuadros.

'En eso no confiamos tanto, pero espero poder hablar con el conductor de motocarro que dijo que lo había visto', afirmó José, preocupado de que fuese cierto lo que pensaba una de sus hermanas: que a Hernando le habrían echado escopolamina.