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Registros históricos del conflicto armado en Colombia dan cuenta que, al menos desde la década de los 70, las universidades públicas del Caribe experimentaron la presencia de actores armados que ocuparon espacios y expresiones del movimiento estudiantil a través de la violencia, configurando así otro escenario de la guerra.

Decenas de jóvenes, docentes y dirigentes sindicales universitarios cayeron bajo el fuego o fueron desaparecidos a manos de los actores armados. Todo eso resquebrajó la autonomía administrativa universitaria, las organizaciones sindicales y el movimiento estudiantil, situación que evidenció 'duros golpes' contra los procesos democráticos en las casas de estudios.

Una parte de todo este conflicto quedó recogido en un informe que el Centro Internacional de Justicia Transicional (ICTJ) y las universidades del Caribe realizaron y que entregarán a la Comisión de la Verdad el próximo lunes. 

El documento hace un análisis de cómo se dio el inicio de una etapa marcada por la estigmatización que, durante varias décadas, trajo consigo hechos violentos hacia quienes, desde el debate y el pensamiento crítico, le apostaron a propiciar transformaciones sociales basadas en el conocimiento.

La estigmatización –según el estudio– no solo resquebrajó las legitimidades de las expresiones estudiantiles y sindicales de las universidades del país, sino que también se convirtió en un elemento que construyó imaginarios sobre quienes defendían la universidad pública y se movilizaban en busca de este objetivo.

En el Caribe colombiano, desde finales de la década del 70, grupos subversivos como el Eln, Epl y Farc ocuparon espacios y reclutaron cuadrillas de personas para sus proyectos armados.

Desde mediados de los 90, entre tanto –recoge el informe– las Autodefensas Campesinas de Colombia (Auc) iniciaron la toma de las universidades del Caribe. El proyecto paramilitar se concentró en el control social y las rentas de los espacios universitarios.

En Córdoba y Sucre –expone el informe– las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, Accu, y, posteriormente, las Auc 'difundieron un discurso antisubversivo que desencadenó una oleada de persecución contra sindicatos de profesores y empleados universitarios'.

La década que va de 1997 hasta 2007 se convirtió en la de mayor violencia en contra de estos colectivos en la historia de las universidades públicas de la Costa Caribe.