La muerte de Gerardo Reyes Vega, el pasado 24 de febrero, puso en evidencia el drama que viven algunos comerciantes y tenderos de diferentes barrios de Barranquilla y su área metropolitana a causa de la extorsión.
Reyes Vega fue asesinado a bala frente a su tienda de razón social La María, ubicada en el barrio Chiquinquirá. Un establecimiento comercial que sacó adelante con un gran esfuerzo diario y que de un solo ‘plomazo’ propinado por el hoy condenado, alias Tommy Masacre, se acabó así como la vida de su propietario.
A inicios de año, ese crimen fue uno de los más sonados en el Atlántico, debido a que la comunidad, autoridades y el gremio de comerciantes rechazaron el asesinato a sangre fría de Gerardo.
Pero los comerciantes, en especial los tenderos, han buscado la forma de evadir a los extorsionistas. El trasladar sus negocios y viviendas de un punto a otro los ‘salva’ de pagar las cuotas diarias, semanales o mensuales que los grupos delincuenciales les exigen.