A un costado de la ancha y caliente calle de concreto aún quedaban ayer en la mañana rastros de sangre de Wilson Junior Pulido Castilla, de 37 años, un conductor de bus que a las 5:00 de la madrugada trató de buscar ayuda mientras se desangraba poco a poco a causa de la herida provocada con un arma blanca durante un atraco ocurrido en el barrio El Valle, de Barranquilla.
Mientras muchos descansaban luego de una larga noche de Navidad y otros seguían disfrutando, Wilson solamente pensaba en llegar temprano a su lugar de trabajo y por eso llamó a Pablo Gamarra Caballero, un mototaxista que desde hacía un tiempo le hacía las carreras y que en esta oportunidad tampoco le falló. El lugar acordado para la recogida fue una vivienda ubicada en la calle 70C con carrera 23, en San Felipe.
Pablo llegó puntual y esperó unos segundos a que Pulido Castilla se despidiera de una mujer, ajustara su morral y se montara en la motocicleta. Enseguida arrancaron rumbo a la Terminal de Transportes, en Soledad.
El atraco
El recorrido parecía normal, las calles estaban solas y el clima algo frío, pero a unas pocas cuadras del lugar de partida dos hombres salieron de entre las sombras de los árboles y la oscuridad de la madrugada con intenciones de asaltarlos. El conductor del vehículo fue motivado por Wilson, quien apenas se percató de las malas intenciones de los sujetos le insistió en que acelerara para no ser atrapados por los antisociales, pero la maniobra no sirvió y ambos fueron interceptados y reducidos.
Luego de un forcejeo, los atracadores hirieron dos veces con un arma cortopunzante a Gamarra Caballero: una en la espalda lado derecho y la otra en el hombro izquierdo. Todo mientras Pulido Castillo también trataba de salvar su vida.
Los ladrones le quitaron a Pablo el chaleco, un celular y la suma de $50 mil, para luego decirle que se fuera y que si no lo hacía le iban a hacer más daño. El mototaxista hizo caso y se marchó en la moto. A unos 50 metros, frenó y volteó para ver si a Wilson lo habían soltado y así poder ir a recogerlo, pero a lo lejos vio que aún los atracadores seguían con él. De inmediato, Pablo trató de buscar ayuda y recorrió las cercanías de ese sector e incluso llegó a la casa donde recogió a Pulido Castilla, sin embargo, no encontró un alma que lo auxiliara.
La triste escena. Pablo no se rindió y siguió buscando quien lo ayudara. Fue cuando se encontró con dos policías que estaban frente a una estación de servicios, reconocida popularmente como ‘Mi kiosquito’, y se acercó a ellos y ahí fue que vio la triste escena: Wilson, el conductor de bus de servicio intermunicipal a quien minutos antes llevaba en la silla trasera de su moto, ahora estaba sin vida y su cuerpo tirado en el pavimento con una herida en su pecho que no paraba de sangrar.
Gamarra Caballero no podía creerlo y en medio de la impotencia encontró el morral de Pulido Castilla y lo aseguró para después entregárselo a los allegados de Wilson.
Este fue el único crimen que reportaron las autoridades durante la Navidad en Barranquilla. Ahora iniciaron las investigaciones para determinar quiénes son los responsables del homicidio, pero vecinos del sector aseguraron que son jóvenes que viven cerca y que constantemente hacen este tipo de hurtos.