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En los 90 kilómetros que separan a Riohacha con la frontera entre Colombia y Venezuela está centrada la investigación de las autoridades que buscan esclarecer si 11 fusiles de guerra y 12 proveedores que fueron incautados en dos oportunidades (este año) en la capital de La Guajira tenían como destino final el vecino país.

Las armas de fabricación americana —marca Anderson AM-15— habían sido enviadas al país a través de una encomienda desde Estados Unidos a inicios de enero. Un primer lote, de seis armas, cayó en un puesto de control ubicado en la Troncal del Caribe, específicamente en el sector conocido como ‘La Ye’ de Ciénaga, Magdalena, y venían desde Bogotá.

Los fusiles estaban empacados en una caja de encomienda y tenían como destino Riohacha. Precisamente ese punto de destino fue el que permitió hacer el seguimiento que dio como resultado la vivienda en donde habita la persona a la que iba dirigida la encomienda.

Fue así como la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa), en coordinación con la Fiscalía realizaron tres allanamientos en la capital de La Guajira y en una de esas viviendas hallaron una caja en cuyo interior había cinco armas de largo alcance. Allí fueron capturadas dos personas vinculadas al hecho criminal (una mujer y su hijo), quienes harían parte de una red criminal.

No obstante, la mujer, quien es una adulta mayor, indicó a las autoridades 'que desconocía' la presencia de ese arsenal en su residencia.

El brigadier general Gustavo Franco, comandante de la Polfa, indicó que el detenido utilizaba el nombre de su mamá como destinataria de las encomiendas 'para no despertar sospechas' en la Policía.

'Estamos trabajando con la agencia americana de investigaciones de seguridad nacional (HSI) para determinar tres aspectos: cuál es la organización que envía estos fusiles hacia el país, cómo se introdujo este armamento a Colombia, cuál era el destino final y a qué organización criminal iba dirigido', señaló el alto oficial.