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Laura* se arregló. Se puso el mejor conjunto de ropa interior que encontró en su armario, se maquilló, se peinó y se dispuso a complacer a su pareja con aquella foto 'sexy' que hace varios días le venía pidiendo.

A los 15 minutos la foto de Laura estaba en el grupo de cuatro amigos cercanos de su pareja, dos minutos más tarde uno de sus amigos se lo reenvió a otros amigos y a la media hora esa imagen íntima se encontraba en un grupo de 18.000 personas llamado ‘Babados Killa’, en el que comparten pornografía comercial, contenido sexual no autorizado tanto de mayores como de menores de edad.

Una realidad aún peor que la de haber sido víctima de la distribución no consensuada de su contenido íntimo en línea llegó a la vida de Laura.

Enfrentarse a una sociedad de origen patriarcal en la que frases como 'para que envía esas fotos' y 'eso le pasa por andar de regalada' son la justificación de hombres y mujeres para, consciente o inconscientemente, avalar conductas sexistas que siguen ampliando la brecha de la desigualdad de género.

Es una realidad

La covid-19 se está convirtiendo también en una pandemia de violencia contra las mujeres. En todos los países se han registrado tasas más elevadas de violencia doméstica.

Según registros de la ONU, por cada tres meses que continúe el confinamiento habrá 15 millones de casos adicionales de violencia de género en todo el mundo y las cifras de violencia de género en línea no son menos vergonzosas.

Los datos revelados por ONU mujeres alertan que las múltiples formas de ciberabuso y violencia en línea han incrementado durante la crisis de la covid-19 casi a la par del aumento de la violencia doméstica.

Asimismo, la organización ‘Glitch UK’, dedicada a la generación de consciencia sobre el abuso en línea, informó que la violencia de género por este medio ha aumentado en un 38 % durante la pandemia.