El pasado 27 de julio *Dayana Peña se dio cuenta de que había sido suplantada. Una persona estaba pidiendo dinero a sus amigos de Facebook. Al principio no le dio mucha importancia, pensó que con colocar un par de fotos alertando el hecho en la misma red social sería suficiente.
Algunos de sus contactos no lograron ver las publicaciones y mantuvieron una conversación amena con el impostor. El individuo comenzaba el diálogo de manera abierta, procedía a hacer preguntas sobre aplicaciones de entidades bancarias, para luego decir que no sabía utilizarlas o que le urgía transferir dinero por medio de ellas.
De esa manera cayó uno de los allegados de la mujer, quien creyó que era ella, accedió y transfirió dinero.
Esta persona, quien pasó a ser otra víctima, le manifestó a Peña lo que había pasado. El chiste ya no tenía gracia. Ese mismo día Dayana se dio cuenta que su Gmail también había sido hackeado. Fue cuando se dio cuenta de que debía denunciar ante las autoridades.
Procedió a instaurar la queja de manera virtual y le fue imposible, pues aseguró que 'el proceso es muy complejo' y que, además, 'la plataforma no dejaba avanzar en muchas ocasiones'.