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El silencio es la solución para no meterse en problemas. Con algo comprometedor que digan, según ellos, las consecuencias pueden ser muy graves. A pesar de que viven sumergidos en un mar de miedo y en condiciones precarias, sus rostros aún tienen destellos de felicidad. La misma que se acaba cuando integrantes de ‘los Costeños’ los amenazan, extorsionan o quizá les ofrecen una bala por si revelan sus escondites.

Este es el cruel rostro del grupo criminal que, por varios años, no ha dejado en paz al sector de la Bendición de Dios.

En una pared ubicada en la entrada de la invasión hay pintado un grafiti que dice: 'El violo está suelto' (sic). A unos metros del fuerte mensaje, un niño come un pan con salchichón y del mismo alimenta a su perrita. Más adelante, adentrándose entre esas calles llenas de barro y casas de madera, la atmósfera se torna misteriosa y los que habitan en esas viviendas solamente se asoman para ver quiénes son los forasteros. Todo, absolutamente todo, bajo un silencio sepulcral.