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'Sin intermediarios'. Esa fue aparentemente la consigna que establecieron desde hace algunos años los altos mandos del Clan del Golfo a sus lugartenientes para que tomaran, a sangre y fuego, el control directo del manejo del negocio del narcotráfico en el Atlántico. Esto a raíz de la pérdida, o el decomiso, en esta zona del país de más de 10 toneladas (10.463 kilos) de alcaloide, desde 2015 a la fecha.

Y aquello queda evidenciado en los elevados registros de homicidios en todo el departamento, los planes ‘pistola’ contra funcionarios públicos, las capturas de sus presuntos miembros, así como en los recientes actos criminales con ataques al transporte público urbano de Barranquilla, en medio del paro armado que anunciaron esta semana en reacción a la repentina extradición de su máximo cabecilla Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel.

Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, AGC, o el Clan del Golfo mantenían bajo el modelo de ‘subcontratación’ el manejo y la operación del negocio de la droga en este territorio del Caribe colombiano.