En días recientes y de manera continua fuertes olores, vandalismo y falta de sentido de pertenencia comenzaron a notarse a los alrededores de la Catedral Metropolitana María Reina, ubicada en la localidad Norte-Centro Histórico de Barranquilla.
El templo ha sido objeto de prácticas en sus alrededores que van desde hurtos de las rejas de aluminio que lo rodean, grafitis en las paredes y hasta excrementos.
Ante ello, EL HERALDO dialogó con el párroco Álvaro García, quien se encuentra frente a la Catedral desde hace cinco meses.