'Todavía tengo el olor en mi nariz', dice Marisela, vecina del barrio Villanueva de Barranquilla, al recordar la fétida emanación del cadáver de un hombre en estado de descomposición que fue hallado a comienzos de este mes de septiembre flotando en el caño de la Auyama, que está ubicado en el sector y colinda con el Corredor Portuario.
El cuerpo sin vida de esa persona, aún sin identificar, fue sacado del agua por peritos de la Sijín de la Policía Metropolitana y el procedimiento fue visto por la mujer y por otros habitantes de la zona que saltaron de sus casas al notar la presencia de los agentes vestidos con overoles blancos antifluidos.
'Uno suele ver el tráfico de vehículos livianos y de cargas que toman esta carretera, al personal que se dirige a las empresas, pero ahora la aparición de muertos intranquiliza. Ese muerto tenía heridas, como si lo hubiesen acuchillado o golpeado', contó la mujer a esta casa editorial.
Desde hace cuatro meses se han vuelto recurrentes las noticias de los hallazgos de cuerpos sin vida en distintos tramos del Corredor Portuario, pero en similares circunstancias como el de Villanueva. Esto mantiene en alerta a las autoridades policiales sobre la delicada situación en la localidad Norte-Centro Histórico.
Y es que la disputa entre bandas por el control de sustancias alucinógenas son algunas de las líneas investigativas que siguen las autoridades sobre la seguidilla de casos. Asociando, además, que en la zona tiene injerencia la estructura criminal ‘los Costeños’, señalados de descuartizamientos, desapariciones forzadas, atentados e innumerables casos de extorsiones a comerciantes y ‘vacunas’ a expendedores de drogas.