La plaza de comidas de un centro comercial del norte de Barranquilla era la ‘oficina’ usada por Alfonso Javier Monterrosa Cabarcas, el hombre que fue capturado, junto con otras tres personas, en un reciente operativo realizado por la Dijín de la Policía Nacional en la capital del Atlántico y que se dio en el marco de, al menos, dos años de investigación en su contra.
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La operación buscaba golpear y desmantelar a este grupo de personas que se dedicaba a tramitar visas para entrar a los Estados Unidos. El grueso de la clientela estaba en Barranquilla, Sabanalarga y Manatí.
Para la autoridad, Monterrosa, con antecedentes en la elaboración de documentos falsos y experto en trámites legales, era pieza clave en la red dedicada a diligenciar visas de turismo y humanitarias para ingresar a los Estados Unidos, pero con información falsa.
Un investigador del caso, de quien omitimos su identidad por motivos de seguridad, señaló que este sujeto y sus cómplices, hoy todos tras las rejas por tráfico de migrantes agravado y concierto para delinquir agravado, habrían diligenciado alrededor de 1.500 visas en territorio atlanticense para personas que pretendían buscar el llamado sueño americano.
Los otros detenidos fueron identificados por la institución armada como Griselda Ramírez, Michael Ospina y Octavio Reina.
'El voz a voz servía para contactar a estas personas que sabían lo que estaban haciendo, pero para la Fiscalía son víctimas. Es decir, una persona que obtenía la visa a través del formulario DS-160 –visa de turista– recomendaba los servicios de Monterrosa y, a la vez, este pedía que lo promocionaran', expresó el funcionario a cargo de la investigación.
Los clientes solían estar en la ciudad de Barranquilla y en las poblaciones de Sabanalarga y Manatí, estas dos últimas con gran número de viajeros hacia territorio norteamericano, al parecer, por lo que Monterrosa Cabarcas plasmaba en los formularios con información falsa para inflar los perfiles de los solicitantes.
'Evidenciamos que había muchos de estos clientes de esas dos poblaciones porque el perfil que creaba el investigado era el de personas hacendadas, dedicadas a la ganadería y de viajero permanente hacia el exterior. Ejemplo: a un cliente le creaba un perfil de ganadero, que tenía una finca y que producto del ordeño obtenía dividendos mensuales por 18 millones de pesos. Además, le conseguía diplomas falsos de abogados, administradores e ingenieros y, además de eso, le ponía sellos a los pasaportes de entrada y salida de países, todo para engañar al empleado de la embajada', explicó el detective de la Dijín.
La diligencia por alcanzar el documento, según el investigador, tenía un costo entre los 8 y 10 millones de pesos. Pero esto podía llegar a tener un valor extra si la cita de la visa que solicitaba el cliente era de manera exprés. Esto último en relación a que, como es sabido, la Embajada de los Estados Unidos hoy pospone las citas de entrevistas para solicitar el documento de acceso al país en uno o dos años.
En ese sentido, el investigador señaló que los procesados cobraban un 'dinero extra' para las llamadas citas de emergencia, que son solicitudes de permiso para entrar al país con el fin de visitar a un enfermo o algo que requiera emergencia, 'como su nombre lo dice. Hasta conseguían incapacidades de hospitales de allá (Estados Unidos)'.