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El ambiente de goce, regocijo y alegría que se vivía en medio de la faena de baile se acabó en instantes. Todo era caos. Nadie entendía desde dónde habían sido atacados, lo único real era que había dos cuerpos sin vida en el sitio y una cantidad incontable de heridos, quienes agonizaban de dolor mientras la música de un picó continuaba sonando como si nada hubiese ocurrido.