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A eso de las 6:30 de la tarde del pasado domingo Georgina Ortíz llegó a su vivienda en el barrio Barlovento, de Barranquilla, luego de una extenuante jornada laboral. Comió, estuvo con su familia y sus hijos, y luego como a las 10 de la noche le dijo a su mamá 'ya vuelvo, no me demoro porque mañana tengo que trabajar', pero a su casa nunca regresó.