El cadáver de una mujer con signos de violencia encontrado el pasado lunes de Carnaval, en el sector de Villa Saco, en el corregimiento La Playa de Barranquilla, se trataría de la décima víctima fatal de una ola de violencia que ha sacudido a este género en el departamento en apenas mes y medio que ha transcurrido de este 2024.
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Las intenciones de un gran combo de moradores de la calle 20 con carrera 6, de ese sector más popularmente conocido como Villa Saco, de ir a bañarse al mar fueron interrumpidas por las secas palabras de un grupo de pescadores que colgaban en sus hombros el fruto de su arduo trabajo.
'No vayan para allá que hay una muerta tirada', fueron las palabras que en vez de atemorizar avivaron la curiosidad de dicha agrupación de personas que no dudó ni un segundo en caminar los 20 metros que los separaban del segundo cadáver femenino encontrado en los últimos cuatro días en el área metropolitana barranquillera.
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Detrás de ellos iban más vecinos curiosos que salieron rápidamente de sus casas hechas con bloques. No hubo tiempo de buscar botas, tampoco de pensar en el lodo, caminaron a pie descalzo por el manglar para estar más cerca de la escena.
Allí estaba el cuerpo de esa mujer. Con las medias a la mitad, su ropa interior puesta y los senos al aire. El cuello era aprisionado por un brasier, mientras la blusa le tapaba las manos. La posición de las piernas permitían imaginar sus intentos de defensa y la descomposición de su cráneo le daba fuerza a la versión de que no era su primer día en ese lugar.
'Yo soy chismosa, no me iba a quedar sin verla', alcanzó a decir uno de los presentes. Esto comprobando que cada vez crecía el grupo de curiosos provenientes de sectores aledaños como Villa del Mar, La Cangregera y hasta los propios inquilinos de los hogares al inicio del corregimiento La Playa.
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De la misma forma, tampoco pasaron muchos minutos para ver cómo llegaban cantidades de uniformados de la Policía Metropolitana. 'Yo estaba tomando unas cervezas en la esquina y cuando vi que llegó el CTI de la Fiscalía y varias ambulancias, con patrullas de la Policía, pensé entonces que era en serio', recordó uno de los vecinos.La duda de todos era más que evidente: ¿quién era esta persona? Lo que quedaba de su rostro no coincidía con la imagen de ninguna mujer del barrio. 'Dicen que era venezolana', 'nadie la había visto por este sector', alcanzaron a expresar dos vecinos que residían cerca a la fundación Misión Alfarero, una casa que tiene un gran mural que dice 'NO al abuso sexual'.