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Mientras gran parte del pueblo colombiano tenía una cita democrática para elegir a sus gobernantes regionales el pasado 29 de octubre del 2023, un barranquillero llamado Boris García entraba a lo que sería una de sus primeras misiones en una guerra para él distante que a hoy todavía protagonizan Rusia y Ucrania.

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En ese entonces, este hombre de 45 años que defiende como mercenario la bandera de Ucrania, ya se enfrentaba a un panorama muy diferente al que tenía cuando era empleado de una empresa de vigilancia en la capital del Atlántico.

EL HERALDO tuvo la oportunidad de hablar con este atlanticense en uno de sus descansos, mientras permanece en una guerra ajena con el fin de buscar un mejor futuro económico para él y su familia. ¿Cómo lo hizo?, ¿Qué piensan sus cercanos?

Con más tristeza que orgullo, Boris empieza contando que han sido muchos los momentos en los que ha tenido que agachar la cabeza en el campo de batalla para evitar ser asesinado por francotiradores. Así mismo, ha pasado por días en los que no ha tenido acceso a algún bocado de comida.

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Sobre ese 29 de octubre recuerda que 20 granadas y unos 20 proveedores de un arma de largo alcance gastados –en una experiencia casi suicida– le hicieron merecedor de una medalla que no le gustó mucho recibir, pues la victoria no logró borrar de su mente a los compañeros que no regresaron con vida.