Él de blanco y ella de azul rey. Él no la perdía de vista y ella sentía que estaba protegida. Roles intercambiados cuando los hijos crecen y los padres envejecen.
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Así estuvieron el viernes anterior Martín Mestre Vargas y su mamá Nancy Esther Vargas en la hora y algo más de unos 15 minutos que duró la rueda de prensa, convocada por Martín Mestre Yunez, para hacer mención de los momentos que este tuvo que vivir en los últimos 30 años luego del asesinato de su hija Nancy Mariana, en 1994, y en la búsqueda de Jaime Enrique Saade Cormane, el hombre señalado por la justicia de arrebatarle la vida.
Don Martín dio inicialmente un repaso de lo que fueron los momentos de 'angustia y sufrimiento', cuando Saade desapareció y él buscaba respuestas a miles de interrogantes. Mientras, Nancy Mariana se debatía entre la vida y la muerte en la Clínica del Caribe. Después vino su muerte, ocho días después del caso que se registró en la madrugada del 1 de enero de 1994, en la antigua vivienda familiar de los Saade Cormane.
El octogenario padre también se refirió a la 'búsqueda incesante' del condenado que duró nada más y nada menos que 26 años, y se dio, según sus propias palabras, al 'apoyo de las amistades y de los medios de comunicación que nunca dejaron de registrar el caso'.
Y finalmente, Mestre Yunez hizo mención de la decisión histórica y sin precedentes cuando el Supremo Tribunal Federal de Brasil revirtió una medida que se había adoptado con la extradición de Saade, negada de manera inicial y luego aceptada por los togados. Estos coincidieron en que el asesinato de una mujer no debía prescribir y menos el de Nancy, a quien consideraron una 'víctima universal'.
Los dos, madre e hijo, escucharon lo narrado por Mestre Yunez. Sus miradas estuvieron fijas y eso dio la sensación de que pensaban en lo mismo: en Nancy Mariana, la niña.
Incluso, Martín junior, al igual que su padre, agradeció a las autoridades y a los medios de comunicación por el apoyo durante los últimos 30 años.
'Agradezco porque se hizo justicia, agradezco a todas las autoridades, nuestra familia está contenta en que se haya hecho justicia. Y esperamos que siga existiendo la justicia en este caso', expresó.
¿Pero, qué podría decir este hombre, hoy con algo más de 50 años, sobre la misión de su padre para conseguir al asesino de su hermana?
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Para EL HERALDO respondió: 'considero que mi papá es un símbolo para el país porque es el ejemplo de todo lo que un padre puede llegar a hacer por amor a su hija. Es un orgullo para mí ver el reconocimiento que le han dado en Colombia y en muchos países del mundo. Hay algo muy sabio que hizo público en sus palabras del viernes pasado, cuando fue claro en explicar que nunca estuvo motivado por un sentimiento de venganza, sino por cumplir su deber como padre. Eso fue lo que lo llevó a perseguir al responsable del crimen y buscar hacer justicia'.
Sobre si en algún momento le dijo a su padre que se detuviera u olvidara el caso, Martín hijo aseguró que en ocasiones, en medio de una situación tan compleja como la que vivió su familia, 'me preocupé por el nivel de exposición pública que mi papá tuvo y aún tiene por su lucha, pero siempre entendí que era parte de la noble labor que desarrolló ante los medios de comunicación y autoridades para que el feminicidio de mi hermana siempre estuviese presente en la mente de la opinión pública, de las entidades y de los funcionarios que debían tomar acciones para capturar al responsable'.