Han pasado 12 años desde que en la madrugada de aquel 27 de mayo de 2012, en medio de un acto de intolerancia, un joven armado acabó con la vida de Cristian Racero, reconocido campeón con Junior en 2004, que supo mostrar su mejor versión bajo el mando del entrenador argentino Miguel Ángel ‘Zurdo’ López.
Leer también: “El Chino Anaya podía corroborar información muy peligrosa”: Juan David Díaz
Relacionado: La “megaoperación” que le incautó a las AGC millonario cargamento de droga
El dinero para comprar licor, según registros de ese entonces, fue el presunto detonante de la tragedia en la carrera 53 con calle 47, del Barrio Abajo, justo a dos viviendas de donde residía el mediocampista oriundo de San Bernardo del Viento, Córdoba.
Milly Saltarín, esposa de Racero, habló con EL HERALDO para reconstruir la triste escena y contar cómo han sido estos años sin la presencia del padre de su hijo Tiago, firmado recientemente por los Caimanes de Barranquilla como lo llegó a soñar su progenitor cuando aún era un bebé.
“Es una fecha muy triste para nosotros. No lo esperábamos. Ese día me dedico a recordar mucho, a darle fuerza a mi hijo porque en realidad para él es muy duro. Vamos a misa y rezamos, han pasado 12 años, pero parece que fuese ayer. Era un excelente hombre”, afirmó Milly, también recordando que su historia de amor nació un día de Guacherna. Un beso los unió para siempre.
Saltarín relató que todo se desencadenó cuando el exjugador le dio un dinero a un amigo para que comprara una botella de licor. Esa persona le entregó la plata a un conocido llamado Carlos Mario De la Cruz, o ‘Guayabita’, quien no volvió a aparecer, algo que molestó mucho al fallecido. Su mismo grupo de cercanos se encargaban de recriminarle el episodio a Carlos cada vez que lo veían.
Llegado ese 27 de mayo, Racero se encontraba departiendo con vecinos cuando a la escena llegó De la Cruz, enojándose este porque ya lo habían empezado a molestar. En ese intercambio de palabras Luis Felipe Ibáñez Robles, alias Felipito, le habría pasado un revolver que utilizó para hacer disparos al aire. Los “ánimos se calmaron en el momento”.
Sin embargo, pasadas un par de horas, ‘Guayabita’ aparentemente volvió a llegar al sitio de reunión, pero esta vez sí le disparó en por lo menos tres ocasiones al cordobés. Uno de esos impactos de bala le perforó un pulmón y le quitó la vida posteriormente en la Clínica del Prado.
“Él lo mató porque quiso, porque le dio la gana. Racero nunca lo tocó, no le puso un dedo encima. Causó un daño grande a esta familia. Dejó a unos padres sin su hijo y a un niño sin su papá. Hoy en día sufrimos y lloramos. Era un alma de Dios, mucha gente que estaba a su alrededor lo quería”, declaró Milly.
De interés: Cae hombre que traía armamento venezolano para vender en Barranquilla
En aquella fecha familiares, amigos y hasta vecinos se volcaron hacia los varios sectores de la localidad en busca del confeso asesino. Uniformados de la Policía Metropolitana también realizaron un operativo de búsqueda, pero no fue hasta la tarde del día siguiente que De La Cruz Chamorro se entregó a las autoridades en la calle 72 con carrera 6, barrio El Bosque, en el suroccidente de la ciudad.
Cristian Racero tuvo una movida carrera futbolística debutando, como ya mencionamos, en el cuadro barranquillero, que abandonó en el año 2007 para marcharse al Atlético Huila. Al siguiente año también vivió su primera experiencia internacional con el Minervén de Venezuela. Boyacá Chicó y Patriotas, otros de sus equipos.