El flagelo de la extorsión en Soledad, Atlántico, aparentemente ya no es una problemática de grandes establecimientos comerciales, sino que ha tomado nuevas rutas hacia pequeños emprendedores, quienes en dicho municipio se ganan la vida haciendo y vendiendo el tradicional embutido de la butifarra.
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Este medio de comunicación pudo confirmar con diversas fuentes y comerciantes, quienes pidieron reserva de su identidad, que desde las últimas semanas los butifarreros han sido blanco de amenazas de hombres que parecen ser miembros de una estructura delincuencial, obligándolos a entregarles una suma de dinero —ya sea mensual o semanal— para dejarlos continuar con sus labores. Esto, en simultáneo, con la cantidad de locales (háblese de barbería, tiendas, entre otras) que cerraron sus puertas por los mismos motivos.
“La verdad es que la cuestión está bastante complicada”, “parece que en Soledad no hay autoridades”, “a nosotros y hasta a los que venden tinto”, estas son solo algunas de las pocas frases que dijeron varios comerciantes en el centro del municipio.
De acuerdo con el relato de los mismos, usualmente estos presuntos actores delincuenciales han llegado a solicitar hasta dos millones de pesos mensuales y en efectivo a algunos de los dueños de locales en los que se comercia la butifarra. No es algo general o que ya los afecte a todos, pero al parecer va ganando terreno.
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“Esperamos a que las autoridades traten de enfrentar la situación, la gente se siente insegura y desconfiada. Aquí no pasa nada, cada vez hay más negocios cerrando. Muchos intentamos progresar, pero ya no se puede. Ellos (extorsionistas) creen que esto deja millones y no es así. Nosotros prestamos, sacamos de aquí y allá para sostenernos. Dentro de poco quizás ya no podamos ni comer”, denunció un vendedor.
“Preferimos no hablar de eso por la seguridad de uno. El tema es tan preocupante que no podemos seguir creciendo, ni hacer publicidades, por ese mismo temor. Conozco a cercanos que varias personas los han contactado desde números desconocidos para lo que sabemos.
Uno de los barrios más golpeados por la extorsión es el de Manuela Beltrán, donde supuestamente hasta las personas que manejan motocarros se han visto obligadas a entregar una vacuna extorsiva para poder trabajar, esto según los reportes de diferentes vecinos. “Los que fielmente entregan ese dinero son identificados por stickers en sus vidrios panorámicos”, contó alguien.
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Se cree que el modus operandi es cobrarles en una primera ocasión. De negarse, terminan siendo robados y esos dueños luego son contactados por los presuntos ladrones. “La devolución del vehículo puede costar hasta cuatro millones de pesos”, le comentaron a este medio.
“Soy comerciante y he visto como negocios antiguos terminan cerrando. Acá los de antisecuestro y antiextorsión solo pasaron una sola vez, hace ya más de un mes. No nos han dado el apoyo como se debe”, agregó un vecino.
“El día que me vengan a extorsionar mi pequeño negocio les diría que sí al principio, intentaría negociar, pero téngalo seguro que en la noche recojo todo y me voy”, finalizó alguien que escuchaba la conversación.
Milena Silva, líder de acción comunal de dicho barrio, simplemente aseguró que no está muy al tanto de la problemática: “Nosotros somos más que todo gestores. Para esta problemática nacional hay organismos competentes. Nuestra tarea es más que todo salvar vidas humanas en desastres naturales, entre otras”.
De interés: Toda la información del computador perdido está respaldada: MinHacienda