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Sumidos en la incertidumbre y el dolor se encuentra la familia Álvarez Serna luego de enterarse del reciente fallecimiento de Edwin, un barranquillero de 32 años que tomó la decisión de cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, renunciando a todo lo que tenía en su tierra natal, para emprender un viaje en búsqueda del tradicional ‘sueño americano’.

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Han pasado 14 días desde que Clarisa Serna Herrera, madre del atlanticense, escuchó la fatal noticia dada por el padre de la pareja sentimental de su hijo, quien reside en dicho territorio y lo esperaba con los brazos abiertos.

Ante la tristeza de su progenitora, quien entre lágrimas no pudo relatar lo sucedido, su padrastro Said Manzur tomó la palabra para contarle a EL HERALDO cómo sucedieron los hechos y la forma en la que la familia afronta esta difícil situación. 

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“Edwin trabajaba en la empresa Gecolsa y vivía en el municipio de Galapa con su mamá. El 7 de agosto se trasladó hacia el aeropuerto Ernesto Cortissoz a las 4:00 de la mañana, pues tenía que estar en Bogotá a las 8:30 a. m., para tomar un vuelo hacia Cancún, México. Allá le tocó esperar un par de días hasta que lo recogieron para llevarlo con destino a Tijuana, frontera con Estados Unidos”, afirmó Manzur.

El trayecto fue violento. Una completa odisea que Edwin alimentaba solo con el sueño de tener una mejor situación económica para comprarle la casa que tanto le prometió a la mamá.

“Él me decía que le iba a regalar a su mamá la casa que siempre había querido”, destacó el padrastro.

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Al parecer, el salario del hombre en la empresa local no era el mejor, algo que le dio más ánimos de atreverse al reto de irse a otra nación. Pero estando allí, cerca de lo que tanto había imaginado, no fueron los oficiales de migración, ni las miles de personas que también pelean por ingresar las que le quitaron la vida: habría sido su propia emoción de estar a nada de lograrlo.

“Nos dicen que cuando entró a territorio estadounidense, el 11 de agosto, se emocionó mucho. Algo que le ocasionó un dolor en el pecho y le dio un infarto luego de empezar a botar saliva por la boca. Entiendo que a ellos les toca caminar un trayecto de varios kilómetros, en un desierto de hasta 47 grados. Quizás eso le afectó. De verdad queremos conocer las causas de su muerte. No hay nada claro”, especificó Manzur, agregando que el barranquillero fue trasladado en un helicóptero a un centro asistencial de San Diego, California, EE. UU.

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Tres días después, es decir el 14 de agosto, a manos de la familia llegó un video que mostraba cuando Edwin “llegaba a la frontera”. “Ese no es él, se le ve agitado, como si le faltara el aire. Su madre, que es enfermera, dice que él no estaba bien en ese momento. Lucía diferente a los demás, tenía el pelo lleno de polvo y adoptaba una postura extraña, como si estuviera enojado”, expresó Manzur.

El padrastro declaró que “las autoridades de Estados Unidos no han dejador ver el cadáver”. Ante la falta de respuestas, su mamá otorgó un poder a un conocido en Estados Unidos para que reconociera el cuerpo, pero le fue negado el acceso por no ser familiar directo.

Finalmente, la familia Álvarez Serna lo único que solicita es “un vuelo humanitario hacia San Diego, California, que pueda darle la oportunidad a la madre de reconocer el cadáver de su hijo”. “Ojalá la Cancillería nos ayude en todo ese protocolo que hay que cumplir, hemos intentado comunicarnos con ellos pero no ha sido posible”, afirmó el allegado.