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¿Vale la pena el sacrificio?, es la pregunta que Raúl Correa le haría a su hermano Alfredo Correa De Andreis un día como hoy 17 de septiembre, cuando se cumplen 20 años de su brutal asesinato. Una revelación que fue entregada antes de dar inicio al homenaje de este reconocido sociólogo y catedrático, llevado a cabo en la tarde de este martes justo en el punto donde fue baleado por hombres armados cuando caminaba con su escolta Edelberto Ochoa Martínez.

La cita, realizada más puntualmente en la carrera 53 con calle 59, se inició con un breve conversatorio que tuvo la presencia del experto en seguridad Arturo García Medrano, seguido de una presentación de violines. Finalmente, monseñor Fernando Sánchez Alarcón lideró una eucaristía especial y abrió el micrófono para que los presentes recordaran varios de sus mejores momentos junto al hoy fallecido.

Hablamos de un espacio que se ha repetido sin interrupciones desde aquel año 2004, por lo cual la familia Correa aseguró a EL HERALDO estar agradecida por la intención de las personas de mantener vivo el legado de Alfredo.

“La verdad es que no tenemos palabras de agradecimiento para todas las personas que después de 20 años siguen recordando a mi hermano Alfredo (Correa De Andreis). Este acercamiento significa que aún lo siguen por su carrera como sociólogo, como ingeniero, como un demócrata por excelencia. El mejor homenaje que se le puede hacer es seguir sus directrices de alguien con un alto grado de sensibilidad social”, declaró su hermano Raúl Correa.

“A veces con el pasar de los años las personas se van olvidando de las cosas, pero en el caso de mi hermano ha sido todo lo contrario. Parece mentira, pero la gente lo recuerda y lo aprecia más. Esto me sorprende; también es que no fue una muerte natural, fue un asesinato, entonces siempre hay un reconocimiento a lo que él hizo en Barranquilla y el Caribe colombiano. Todo significa mucho para la familia”, agregó.

Raúl mencionó que recuerda como si fuese ayer el momento en el que le quitaron la vida a su allegado: “Eran las 2:20 de la tarde, estaba en el Show del Deporte haciendo el programa cuando se produjo la llamada, corrimos a la clínica enseguida”.

Todos los homenajes o reconocimientos que se hacen a favor de la figura de Correa De Andreis lo han hecho contemplar su muerte como “impactante, sorprendente e incomprensible”.

“Conocíamos a Alfredo, era un gran miembro de la familia, un gran hijo, esposo y ejemplo. Una guía para la juventud y una persona comprometida con la sociedad. Siempre advertía sobre los tiempos venideros en Colombia. Lastimosamente en este país está prohibido pensar diferente, todo el que lo haga corre riesgo”, finalizó.

Figura espiritual

Hay una particularidad en todas las eucaristías que se han realizado a nombre de Alfredo Correa De Andreis los 17 de septiembre posteriores a ese año 2004. Todas han sido realizadas por monseñor Fernando Sánchez Alarcón.

El vicario espiscopal anglicano de la Costa Norte es, entre otras cosas, uno de los principales organizadores de este evento conmemorativo. De igual forma, hace parte del comité permanente de defensa de los derechos humanos.

La razón de su presencia año tras año en esta cita es que “eran grandes amigos”.

“Cuando recibí la noticia es como si me hubiera caído un balde de agua fría o se me hubiera venido el techo encima. Recuerdo que estaba en una parroquia, alguien me dijo que había escuchado en la radio que lo habían asesinado. La gente lo conocía demasiado, siempre fue un hombre que trabajó en los barrios pobres”, aseguró Sánchez.

Pese a que han sido varios años acompañando estas reuniones, monseñor aclaró que “no dejan de ser un momento triste, de cómo un hombre bueno fue asesinado por simplemente defender a los necesitados”.

“Alfredo fue la víctima de un Estado que no sabe distinguir entre el bien y el mal. Fue condenado siendo inocente y asesinado como Jesús, es una triste realidad”, apuntó Fernando.

El vicario episcopal anglicano también resaltó que hablaba mucho con el catedrático sobre temas espirituales. “Nuestras conversaciones giraban en torno a cómo vivir un evangelio real, de amor al prójimo y no cristianismo en forma de piñata navideña para pedirle a Dios casa, carro y beca. En estos tiempos el egoísmo termina imponiéndose”, recordó.

Finalmente, Fernando Sánchez mandó un mensaje a que las nuevas generaciones conozcan a Jesucristo, cuya misión era amar al prójimo. “Esta es la única manera de entrar al cielo, nadie puede ir a punta de rezos y oraciones sin hacerle bien a nadie. Están perdiendo su tiempo”, finalizó.