El pasado 12 de septiembre la joven Georgina Johana Mendoza Montiel vivió los eventos que terminarían desencadenando su fallecimiento 23 días más tarde en el Camino Universitario Adela de Char.
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Aquel día salió a realizar diligencias personales, con un embarazo de siete meses gestándose en su vientre, en el cual cargaba una niña. Sin otra opción de movilidad, se transportaba en bus y llegó el momento de bajar del mismo para proseguir con su rutina.
El accidente
Iba en un bus de la empresa Coolitoral con destino al centro de Barranquilla. Pidió la parada cuando llegó a la carrera 46 con calle 30, frente al centro comercial El Río. Avanzó por el reducido pasillo del bus, pasando entre los asientos y los demás pasajeros cuando sucedió la tragedia.
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Tal vez débil por el embarazo avanzado que ya tenía, trastabilló cuando se aprestaba a descender, además por alguna razón el conductor del bus tampoco obedeció las normas de tránsito, pues llevaba la puerta trasera abierta, cuando la normativa establece claramente, que solo las puede abrir una vez detenido el vehículo.
Se precipitó al ardiente asfalto de esa hora del día y el golpe en la cabeza le produjo un trauma craneoencefálico que la dejó inconciente y con profunda sangre emanando de su cabeza.
Decenas de transeúntes se percataron de la situación, que quedó registrado en videos de cámaras de seguridad y de peatones que por ahí pasaban a esa hora. Un par de días más adelante los videos se hicieron virales, y por todos lados se comenzó a hablar de la tragedia.
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Llegaron las multas de tránsito contra la empresa por la infracción de la puerta abierta.
El teniente coronel Julio Alexander Olaya Vargas, jefe de la Seccional de Tránsito y Transportes de la Policía Metropolitana de Barranquilla, informó que se le aplicó un comparendo a la empresa por llevar la puerta trasera abierta. Hoy todo eso sabe a poco, tras la pérdida de una vida, o mejor dicho, de dos.
Nació Milagros
Aunque inicialmente Georgina fue traslada de emergencia ese mismo día a la Clínica Centro, a poca distancia del lugar del siniestro, por la dimensión de sus heridas fue trasladada al Camino Adela de Char, donde los médicos decidieron traer al mundo a la bebé que llevaba en las entrañas.
Fue bautizada Milagros de Jesús, nombre elegido con la fe de que pasaría lo que en ese momento no podría ser cosa diferente que un acto sobrenatural de un ser superior que le salvara la vida a ella y a su mamá.
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El 14 de septiembre, solo dos días después de la tragedia, Milagros de Jesús falleció, tal vez poniéndose una cita para encontrarse con su progenitora en otro momento para conocerse, pues el tiempo no les dio.
No fue sino hasta el domingo seis de octubre que esa cita se hizo realidad, pues para el dolor de familiares y amigos, Georgina Johana también murió.
La comunidad sigue adolorida, incrédula por una muerte tan absurda, sumamente inentendible y que hubiera podido ser evitable, con tan solo cerrar una puerta.
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Los barranquilleros piden que se investigue y se llegue hasta al final para hacer justicia y para que historias no se repitan nunca más.
