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Personal vinculado al Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía General de la Nación, CTI, se encuentra indagando sobre el hallazgo de un cráneo que fue encontrado en un concurrido sector del centro de Barranquilla.

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El reporte a los uniformados del cuadrante llegó pasadas las 12:10 de la tarde, desde un sector conocido popularmente como “El Boliche”, en la calle 28 con la carrera 39, según los reportes preliminares del caso.

Una de las versiones de lo sucedido indica que una persona iba pasando por el sitio cuando se percató de esta parte humana justo al lado de varias bolsas de basura acomodadas en el punto. No obstante, luego se conoció otra versión en la que se afirmaba que tal cráneo era arrastrado por un pequeño arroyo producto de la lluvia recién terminada del martes, a lo que un transeúnte se dio cuenta del mismo.

Ninguna de las dos fue confirmada por la Policía, pues aseguraron tampoco tener muchos detalles de lo sucedido. Pese a ello, varios agentes se acercaron con rapidez hasta el lugar del hallazgo.

Miembros del CTI realizan inspecciones forenses para determinar la identidad del fallecido y asignaran algunos recorridos para tratar de encontrar el resto de partes humanas.

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En la calle 74C con carrera 24, sector cotidianamente llamado como ‘la Canchita’, en el barrio Carlos Meisel, de la localidad Suroccidente de Barranquilla, ocurrió a mediados de agosto un caso similar que consternó a la capital del Atlántico y su área metropolitana.

En ese entonces, niños hallaron en un potrero una cabeza metida en una bolsa de basura. Testigos de los hechos señalaron que los pequeños se percataron cuando un sujeto a bordo de una motocicleta lanzó la bolsa negra hasta donde estos se divertían corriendo detrás de una pelota.

“Un perro, es un perro”, fueron las palabras con las que los niños asociaron la acción registrada y solicitaron la presencia de un adulto en el lugar. Luego de eso un padre de familia abrió con cuidado el ‘paquete’ y, con un tono desesperado, alertó a la comunidad sobre el resto humano.

Se trataba de Yesid Andrés Cabrera Ortega, de 22 años y aparentemente residente del mismo sector en mención.

La identificación de dicho joven se dio gracias a unos tatuajes que fueron señalados por sus familiares, luego de que fotos del resto de sus partes se difundieran por las redes sociales a modo de amenaza, por parte de una estructura delincuencial de la ciudad.