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Los empleados de la sede de la Regional Norte del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, localizada en el suroccidente de Barranquilla, se mantenían divididos hasta el viernes anterior en lo que estaba por decidirse en la última etapa del juicio contra su compañera de trabajo Dayana Jael Jassir De la Hoz, acusada por la Fiscalía General de la Nación por el delito de homicidio dentro del proceso por el crimen de su esposo, el médico guajiro Eduardo Pinto Viloria y jefe de esta entidad del Estado hasta su trágica muerte.

El incómodo desacuerdo entre el personal, aparentemente, se basaba en que algunos estaban a favor de la bacterióloga, confiando en su inocencia, y otros se afincaban en la teoría del ente investigador que siempre la señaló como la determinadora del crimen del entonces director de la Regional Norte del instituto.

Sin embargo, cuando en la extensa diligencia de más de siete horas la juez 12 Penal del Circuito con funciones de Conocimiento de Barranquilla, Beatriz Arteta, declaró no culpable a la mujer y pidió que se le cancelaran todas sus anotaciones judiciales, al parecer eso tuvo un efecto conciliatorio entre los funcionarios. Al menos para la gran mayoría.

Contrario a eso, en el Centro de Servicios Judiciales, recinto donde se llevaba a cabo la sesión, había tanta tensión entre los familiares de Pinto Viloria y los de Dayana Jassir que la vigilancia de custodios de la Policía Metropolitana de Barranquilla debió ser permanente, hasta en los cortos recesos.

Al filo de las 9:00 de la mañana, cuando la voz de la jueza se elevó para manifestar el sentido del fallo, se desencadenó una confrontación.

La reacción de los familiares de Pinto Viloria fue de rechazo e indignación, por lo que interrumpieron la audiencia y salieron del recinto. En medio de improperios a la jueza, también hubo un enfrentamiento verbal con los allegados de Jassir que permanecían fuera de la sala. Miembros de la Policía debieron intervenir ante la situación y calmar los ánimos.

Mientras tanto, Dayana, acompañada por el abogado y exmagistrado Julio Ojito Palma, así como la penalista Janeth Ortiz de Manotas, ambos de la bancada de la defensa, lloraba y les expresaba reconocer “lo que sufre esa familia, pero soy inocente”. Los abogados, con mucha más edad que Jassir, dejaron su escritorio y la abrazaron como si se tratara de una relación entre padres e hijos.

En ese sentido, EL HERALDO recopila algunos apartes de lo que fue el aparente cierre de este sonado proceso judicial que empezó años atrás, pero, como se sabe, desde 2018 entró en un largo camino de obstáculos como suspensiones, aplazamientos y choques jurídicos que incluso llegaron a escalar hasta la Corte Suprema de Justicia.

Las razones

La togada hizo una completa lectura del proceso, recordando minuciosamente cada detalle del caso que arrancó en mayo de 2016 con el crimen de Pinto Viloria, en el barrio Cevillar, en la residencia de la pareja.

El asesinato ocurrió poco después de las 3:00 de la mañana, según indicó la Policía Metropolitana de Barranquilla para aquel entonces.

Desde los primeros momentos, las autoridades trataron de esclarecer los motivos del crimen, que inicialmente parecía vinculado a un intento de robo. La esposa de Pinto, Dayana Jassir, relató que fue interceptada por hombres luego de salir de su casa con rumbo a La Guajira, y que los agresores la obligaron a regresar a su hogar en busca de dinero.

Tras amordazarla y dejarla en el primer piso de la casa, los delincuentes subieron al segundo piso, donde Pinto fue asesinado con varios disparos.

A pesar de los primeros indicios de un asalto, las investigaciones comenzaron a revelar detalles que no encajaban con la versión inicial. La esposa del fallecido fue capturada en junio de ese 2016, después de que uno de los criminales —hoy condenado— la vinculara con el hecho.

A ese testimonio se sumó el de Johan Beltrán Ulloque, conductor de Jassir y también condenado por el caso, quien confesó que ella había sido la autora intelectual del crimen. Sin embargo, los dos se retractaron y cambiaron su versión antes del juicio contra la mujer.

Como se recordará, a finales de 2016 y a través de un preacuerdo con la Fiscalía, los principales responsables del asesinato —Johan Beltrán, Miguel González y Jesús Gutiérrez— aceptaron los cargos de homicidio, hurto, y concierto para delinquir, y se les impuso una condena de 19 años de prisión. A su vez, al otro involucrado, Alberto Mario Cabrera Barrios, alias Ñeco, le dieron 17 años y 6 meses por su decisión de colaborar con la justicia.

Pero en medio de la sustentación la jueza fue clara en manifestar que no se encontró una conexión de la mujer con la planeación del crimen y con los hoy condenados.

Hay que señalar que la tesis de la Fiscalía siempre estuvo basada en demostrar que Jassir De la Hoz fue “la artífi ce principal de un macabro crimen que conmocionó a la sociedad colombiana” con la “existencia de un homicidio, disfrazado de hurto”, actuando como “determinadora”.

No obstante, para la togada, la Fiscalía demostró los hechos, pero no la participación de la acusada en los mismos.

Las evidencias en la que se soportó la acusación de la Fiscalía, como los testimonios de la familia Pinto, los condenados por el caso y al menos 10 investigadores judiciales, “no dieron los presupuestos” y, según la jueza, siempre “existieron dudas como determinadora”.

“No se logró establecer que la acusada organizara, convocara y concertara un crimen para acabar con Pinto”, reiteró.

Efecto bumerán

Previo a la diligencia de la lectura del sentido del fallo, Janeth Ortiz de Manotas, abogada de Jassir, le había dicho a EL HERALDO que las versiones de los propios testigos que trajo la Fiscalía para demostrar su tesis tuvieron un efecto bumerán en relación a que las pruebas “arrojaron la total ajenidad de Dayana Jassir De la Hoz como responsable de los hechos de una presunta determinación que nunca existió en el proceso”.

“La defensa pudo comprobar, a través de todo el juicio, que la hipótesis creada por la Fiscalía de la existencia de un homicidio disfrazado de hurto, hasta el momento que terminó ya la etapa probatoria, fue muy difícil acreditar o demostrar, toda vez que existieron muchas incongruencias frente a lo manifestado por la Fiscalía en su escrito de acusación, con lo que verdaderamente arrojaron las pruebas”, expresó Ortiz.

Crítica a los argumentos

El abogado Julio Ojito Palma, defensor principal de Dayana Jassir, no ocultó su satisfacción con la sentencia absolutoria dictada por la jueza en su favor.

Afirmó que la decisión respaldó las pruebas presentadas durante el juicio y que fue un reconocimiento a las críticas que la defensa hizo a los argumentos de la Fiscalía.

“Sería mentiroso o sería hipócrita decir que no estamos contentos con la decisión. Respetamos los criterios de otras personas que tengan respuestas distintas a las que ha presentado la defensa durante todo el juicio”, expresó el exmagistrado.

Sobre la defensa de Jassir, Ojito Palma manifestó que tuvieron que hacer “el estudio de todas y cada una de las informaciones que la Fiscalía había enarbolado para solicitar la condena. Entonces, fue una explicación extensa que, por lo que hemos escuchado en el día de hoy, el despacho tuvo muy en cuenta esas observaciones que se hicieron, esas críticas probatorias a todos y cada uno de los testimonios, de los documentos y de los indicios que, hipotéticamente, servían para solicitar la condena. Hoy (viernes), en la sesión de la lectura del fallo, fi nalmente se nos concedió la razón en muchas de las observaciones que habíamos hecho. Por ejemplo, en la falta de idoneidad en las pruebas para demostrar algún vínculo entre nuestra defendida y los coautores materiales que ya fueron condenados”.

En cuanto a la apelación presentada por la Fiscalía, la Procuraduría y la representación de víctimas, el abogado aseguró que se prepararán para sustentar por qué la sentencia debe ser confi rmada por la Sala Penal del Tribunal Superior de Barranquilla.

Hay que traer a colación que el abogado pidió en la audiencia a la jueza la liberación de algunos bienes inmuebles de Dayana Jassir con medidas cautelares y el despacho dijo que no, pues el juicio no se había dado por terminado.

Guardó silencio

Dayana Jassir, al cierre de la diligencia, prefi rió guardar silencio y tuvo que ser escoltada por la Policía hasta la parte posterior del Centro de Servicios Judiciales. Allí era esperada por familiares y amigos, entre esos muchos jóvenes que se habían trasladado desde el barrio El Ferry, en la localidad Suroriente de Barranquilla.

“Ella está muy afectada para dar declaraciones”, insistió una de las hermanas de la mujer.

La voz de Rebeca

Rebeca Viloria viuda de Pinto, progenitora del ex director regional de Medicina Legal y quien nunca dejó de asistir a una audiencia de Jassir por el crimen de su hijo, ayer mantuvo su templanza, pero reconoció que había “perdido la fe en la justicia”.

“No estoy de acuerdo con la juez. Estuvo contradictoria (la juez) y les dio credibilidad a las amigas de Dayana Jassir, y no a los funcionarios de la Fiscalía y de Policía que fueron interrogados en el proceso. Esperaremos la apelación de la Fiscalía, Procuraduría y la de nuestra abogada, pero yo no tengo fe ya”, insistió.

Por otro lado, la mujer regresó a años anteriores y recordó el tiempo que se perdió el proceso en otro juzgado penal del circuito.

“El proceso estuvo engavetado y con peticiones se logró que se cambiara. Con todo eso es frustrante porque no se ha hecho justicia”, reclamó. Finalmente, la madre de Pinto Viloria pidió protección por temor a presuntas represalias de la familia de Jassir De la Hoz. Aunque se parece ir en dirección hacia el final de esta larga historia, es evidente que le falta posiblemente un capítulo y ese está por defi nirse en el Tribunal Superior de Barranquilla, que resolverá las apelaciones que sustenten las partes mencionadas.