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“¿Cuál fue el motivo de la masacre del barrio El Carmen?”, esa es la pregunta que familiares de víctimas, vecinos del sector y hasta investigadores del caso se hacen desde la madrugada del viernes 22 de noviembre, cuando hombres armados acribillaron a un grupo de amigos que se encontraban departiendo junto a un vehículo con música, en una esquina del sector ubicado en la localidad Suroccidente de Barranquilla.

Jhony Olivares Rodriguez /Jhony OlivaresVehículo utilizado por Felipe De las Salas para ir a un hospital.

Lo ocurrido en aquella noche fue sangriento y muy diferente a lo que comúnmente se tiene por costumbre hacer en la carrera 18 con calle 50: un espacio ancho de una vía donde los dueños de carros con potente sonido acostumbran a ‘calentar motores’ para la rumba. Eso dijeron los propios vecinos del sector, quienes en conversación con EL HERALDO mencionaron que antes del tiroteo “iban a llamar a la Policía para que bajaran el volumen del carro”.

En el sitio quedaron tendidos Andrés Felipe Berdugo De la Cruz, Edwin Horacio Pérez Plata y Víctor Daniel Olivera Martínez, mientras que la vida de Felipe Andrés De las Salas se apagó en las instalaciones de un centro asistencial. Este último, en un acto valiente, tomó un carro ajeno cuando estaba malherido para llevar a uno de sus amigos hasta el hospital, pese a que terminó chocándolo contra la fachada de una casa cercana a la zona de la tragedia.

Tampoco hay que perder de vista que Jean Carlos Philips Celis y Jorge Luis Noguera Rivadeneira, abogado de profesión, resultaron heridos tras la ráfaga de disparos.

Como se informó, son varias las unidades asignadas para esclarecer todo lo relacionado con este enigmático caso, las cuales han tenido algo de dificultad para establecer una línea investigativa clara y que apunte realmente a las razones que motivaron este atentado.

De la misma manera, el proceso para reconstruir el recorrido de escape de los agresores se tornó difícil, por lo que aún no habría acceso a la totalidad de las cámaras de seguridad en la zona. En ese mismo sentido, es de conocimiento de este medio de comunicación que los supuestos perpetradores se habrían bajado de su vehículo para repartirse en otros dos y despistar las labores de búsqueda de las autoridades.

Inicialmente, se creyó, basado también en informaciones provenientes de redes, que las pesquisas iban enfocadas en que uno de los afectados sería familiar directo de alguna persona con problemas pendientes con estructuras criminales de la ciudad, puntualmente que serían cercanos a Jorge Eliécer Díaz Collazos, alias Castor. Sin embargo, se supo que poco a poco se diluye la posibilidad de que esta sea cierta.

Aclarando que de las víctimas mortales ninguno tiene anotaciones judiciales en el Sistema Penal Oral Acusatorio, Spoa, ni habían sido blanco de amenazas de muerte o extorsiones.

De la misma manera, se rumoró en su tiempo que todo podría ir en concordancia con los oficios de estos hombres, sabiendo que eran especialistas en electrónica y hasta socios de una pequeña empresa dedicada al mantenimiento e instalación de sonidos profesionales en vehículos. En el papel, esta versión también estaría perdiendo credibilidad, aunque todavía es materia de estudio ahora tratando de identificar si había alguna diferencia con algún otro socio por temas económicos.

Dos nuevas versiones

EL HERALDO fue informado sobre dos nuevas hipótesis que son objeto de indagación para avanzar en el proceso policial, estas aún sujetas a confirmación o soporte y nacieron producto de los análisis que hasta el momento se han realizado tanto en el lugar de los hechos como en las reuniones adelantadas. Así también, con los testimonios recolectados de las personas interesadas en ayudar con la investigación.

La primera de ellas estaría asociada a una supuesta deuda que uno de los presentes, aún no se sabe si de los heridos o fallecidos, tendría con un prestamista informal de Barranquilla, quien se cree que tomó represalias en vista del no pago de su dinero.

En esa línea, no es descabellado pensar que la masacre haya sido un acto de venganza o retaliación liderado por la estructura delincuencial ‘los Pepes’, comandados por el hoy privado de la libertad Digno Palomino.

Una de las opciones que podría explicar este sangriento episodio es que sería la respuesta al repentino ataque a bala que el primer día del mes de octubre se libró en contra de Mairon José Bustamante Pérez, cuñado del señalado jefe de la banda criminal, en un conjunto residencial ubicado en el norte de Barranquilla. Hechos en los que terminó perdiendo la vida Jorge Leonardo Gutiérrez Blanco, su aparente escolta.

Sobre el ataque, vecinos manifestaron a la Policía que sujetos a bordo de una camioneta ingresaron al conjunto tras anunciarse en portería y cuando notaron que Mairon Bustamante estaba en la parte de abajo, en la zona de parqueo, abrieron fuego desde el vehículo. Al parecer, este hombre era su objetivo.

Sin embargo, en un video que circula en redes sociales se observó que los pistoleros se bajaron de una camioneta línea Duster, color gris de placas KWX-123, y dispararon indiscriminadamente contra un grupo de personas que estaban sentadas en sillas pláticas, ubicadas en el área común del conjunto.

¿Qué tiene que ver con lo acontecido en el barrio El Carmen? Pues aparentemente en el lugar estuvo una persona muy cercana a ‘Castor’, quien habría utilizado la compañía para con localizadores dar con la ubicación del mencionado. De acuerdo con lo escuchado por esta casa editorial, el sujeto estuvo reunido con los hoy fallecidos, pero se habría marchado en un taxi minutos antes de la ráfaga de disparos. Información que no tenían los sicarios y por ello arremetieron contra todos los que vieron.

Lo mencionado, hay que reiterar, se habló solo de manera preliminar y está sujeto al avance de las pesquisas asumidas por el CTI de la Fiscalía.