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Los múltiples casos de homicidios en Barranquilla y su área metropolitana, sumado a que todo apuntaba al festejo por la apertura oficial del Carnaval 2025 con la tradicional Lectura del Bando, hicieron pasar por desapercibida la semana anterior la comunicación de la detención con fines de extradición del ex agente de la Policía Mebar Jonathan David Ustaris Cantillo, señalado por las autoridades como un presunto miembro de la estructura criminal ‘los Costeños’, al servicio de Castor, y conocido con el alias de ‘La Mona’.

Tal y como quedó expuesto en un comunicado de la Seccional Atlántico de la Fiscalía, Ustaris Cantillo fue detenido mientras se movilizaba en un vehículo por el municipio de Soledad. Iba acompañado de un allegado y, aparentemente, no opuso resistencia a la diligencia. Llevaba puesta ropa cómoda, sin joyas y, de accesorio, solo portaba una gorra para taparse del sol.

Uniformados que lo interceptaron, adscritos a la Dijín y en alianza con agencias internacionales, le notificaron de la orden de captura en su contra por solicitud de un tribunal del Distrito Federal de Puerto Rico, al asociarse como presunto enlace entre narcos extranjeros y ‘los Costeños’.

Frente a lo realizado, fuentes de la Policía Metropolitana de Barranquilla le confirmaron a este medio todo se trataría de un primer paso para afectar estructuras criminales locales de nexos con narcos invisibles del país y del exterior. Y, más allá, una primera acción en contra de la desbordada inseguridad de la capital del Atlántico.

Hay que reseñar que antes de finalizar el 2024, un grupo de uniformados de la Policía Nacional, especialistas en distintas unidades de investigación criminal, aterrizaron en Barranquilla con una misión en específico encomendada por el propio director de la institución armada, general William Salamanca.

La orientación desde la cúpula policial fue la de fortalecer la investigación en contra de las dos estructuras criminales conocidas como ‘los Costeños’ y ‘los Pepes’, históricamente comandadas desde diferentes cárceles del país por Jorge Eliécer Díaz Collazos, alias Castor, y Digno José Palomino Rodríguez, respectivamente.

Para aquel momento, se aclaró que no se trataban de uniformados dedicados a vigilancia en calle sino meramente investigadores dedicados a “temas en específico”.

La tarea era la de recoger la mayor evidencia posible sobre la conexión entre el narcotráfico y ambas organizaciones delictivas locales, fortalecidas en los dos últimos años y que, según registro de la propia autoridad, han dejado un marcado rastro de muerte, extorsión y tráfico de droga en Barranquilla y su área metropolitana.

En su momento se dijo que existía un interés de Agencias Federales de los Estados Unidos, en especial de la Agencia Antidrogas (DEA, sigla en inglés), encargada de combatir el tráfico y el consumo de drogas en Estados Unidos, así como de coordinar investigaciones estadounidenses relacionadas a las drogas en el exterior, en ese supuesto apoyo que las dos estructuras de las que hacen parte Digno y Castor brindarían a los “narcos invisibles” desde puertos locales de Barranquilla.

Pero no solo estaban en la mira las dos organizaciones en mención sino también entraría en ese radar mandos medios del Clan del Golfo, que también ha cobrado relevancia en el crimen local, y otras pequeñas estructuras como ‘Rastrojos-Costeños’ y los ‘Papalópez’.

Aquello de la misión policial específica coincidió con las declaraciones del general José Luis Ramírez Hinestroza, jefe nacional del servicio de Policía, quien, en entrevista con EL HERALDO, habló sobre el mismo tema en referencia e insistió en “visibilizar a esos narcos invisibles que hay no solamente en Barranquilla sino en todo el país y que son los que están moviendo el dinero para que estos grupos de delincuencia común actúen en cada una de las regiones. Que podamos evidenciar que tienen conexiones internacionales para el tráfico de estupefaciente, pues obviamente se adelantarían procesos de extradición contra ellos”, reveló el jefe policial.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que desde años atrás siempre se ha manejado una versión del supuesto apoyo de bandas locales a poderosos capos en la tercerización del trabajo del embarque de droga o el manejo de su salida por el canal de acceso del Puerto de Barranquilla.

Al cierre del año anterior, Barranquilla se ubicó como la tercera ciudad de la Costa con el mayor número de decomisos de cocaína, pues Cartagena lideró el ranking con 53,1 toneladas confiscadas entre enero y noviembre, y Santa Marta ocupó la segunda plaza con 22,4 toneladas encontradas del mismo alcaloide.

En datos oficiales de la Policía Nacional, en 2024, de enero a noviembre se decomisaron 17,8 toneladas de cocaína en zonas portuarias de Barranquilla, elevando en un 239 % la cantidad de droga confiscada, pues en los 12 meses de 2023 fueron 5,2 toneladas del mismo alucinógeno.

¿De policía a narco?

Jonathan David Ustaris Cantillo entró a las filas de la Policía Nacional en el año 2010 y pasó por cargos de vigilancia barrial, por servicios especiales y posteriormente saltó a lo que anteriormente se conocía como el Escuadrón Móvil Antidisturbios, Esmad, hoy llamada dentro de la institución armada Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden, Udmo.

Sus viajes a distintas plazas eran permanentes, pues donde un comando policial requería de la unidad para contener turbas este se trasportaba con sus compañeros. Pero precisamente fue dentro del Esmad cuando sufrió una lesión en una de sus manos que lo incapacitó por un tiempo y, posteriormente, salió con un nuevo puesto de trabajo en el CAD.

Allí, ya desde el área administrativa, habría adquirido nuevos roles y, al parecer, empezó a tener cercanía con ‘los Costeños’. Aunque en los apartes de la investigación conocida por este medio no se describe cuál fue su tarea inicial.

En el año 2023, las autoridades colombianas y las agencias internacionales abrieron una investigación que vinculaba a estructuras criminales con el tráfico de cocaína por aguas del Caribe. La operación se llamó ‘Boricua’, pues se tuvo en el radar del envío de droga hasta la isla de Puerto Rico.

En las pesquisas se encontraron distintos nombres, entre esos el del policía Ustaris que desde Barranquilla, según lo hallado en 18 meses de seguimiento, “habría aprovechado el rango de patrullero y las funciones que desempeñó en Atlántico para facilitar la salida de cocaína en veleros deportivos y otras embarcaciones”.

Según detallaron las autoridades, Ustaris, ya como ‘La Mona’, contactaba a los capitanes de veleros deportivos y otras embarcaciones para que llevaran el clorhidrato de cocaína camuflado con destino a Estados Unidos, países del Caribe y de Europa.

En marzo de 2024, Ustaris pide la baja en la institución y sale por su propia voluntad luego de portar el uniforme verde oliva al menos 14 años de manera activa y continua. Aparentemente, para sus compañeros o llamados entre ellos ‘cursos’, no había motivos para que el hombre abandonara su cargo.

No obstante, lo encontrado en ese lapso por las autoridades sirvió para que se abriera una investigación formal en su contra que derivó en la solicitud de extradición del gobierno de Estados Unidos por “conspiración” y “materialización” del tráfico de droga hasta Puerto Rico y la zona de la Florida.

Junto a su alias fueron citados otros como ‘El Gordoֹ, ‘Panda’ y ‘La Flaca’, también involucrados en el negocio ilícito.

Cuánta droga pudo haber ayudado a sacar, no fue expuesto. Pero se obtuvo que previo a su detención con fines de extradición, Ustaris había estado en territorio ecuatoriano entre cuatro y cinco meses tratando de abrir algunas rutas para traficar droga, tal y como ya lo había hecho por aguas del Caribe.

El hombre hoy permanece en poder de la Dirección de Asuntos Internacionales de la Fiscalía para su extradición. Su captura es parte de una operación más grande dirigida a desmantelar redes criminales locales e internacionales.