Antes de ser capturado en la ciudad de Barranquilla, Mounir Namoussi, alias Mou, uno de los capos de la droga del ‘Cartel de Los Balcanes’, lideraba los tentáculos del narcotráfico desde hacía más de ocho años en Santa Marta, destino paradisíaco del Caribe colombiano en el que se movía a sus anchas y pasaba desapercibido para las autoridades. En una ciudad turística, él era un turista más.
El pasado viernes 28 de febrero la Policía Nacional confirmó la detención de este sujeto en la capital del Atlántico, adonde habría llegado para verificar la supuesta salida de una droga por puertos locales, pero coincidió con los carnavales.
En su momento, la autoridad señaló que ‘Mou’ era requerido mediante Notificación Roja de Interpol por las autoridades de Bélgica, acusado de tráfico de cocaína y asociación a organización criminal, conforme a la orden emitida por el Juez de Primera Instancia N.º 4 de Limburgo, en territorio europeo.
El origen
Este hombre de ascendencia árabe habría dado sus primeros pasos criminales a la par de sus cinco hermanos en la ciudad de Genk, en Bélgica, siendo unos simples delincuentes entregados a los hurtos menores.
Creció en un barrio llamado Distelvinkstraat. Recibió educación liberal, aunque su adolescencia se fue influenciando poco a poco por el crimen junto a sus hermanos.
Estos se involucraron mutuamente en delitos, lo que los llevó a los tribunales para menores por robos simples, amenazas, peleas y porte de armas de fuego. Entre los seis hermanos, el expediente criminal iba aumentado cada vez más, ganándose a título propio de una de las familias más notorias (por delitos) en la región. Una especie de clan.
Las fechorías y la violencia era el pan de cada día entre los hermanos, según la fuente, pero no estaban bien organizados. Sin embargo, uno de ellos se mantenía más inteligente, y ese era ‘Mou’, quien fue el que hizo su primer contacto con la droga.
De joven, Mou empezó a cultivar cannabis de consumo personal y, en algunos casos, de sus plantaciones equipadas profesionalmente vendía cierta cantidad desde Genk hasta Maasland, hasta que fue detenido y puesto a comparecer ante el tribunal penal.
Sin embargo, el joven no recibió condenas graves, ya que fue etiquetado como un “peligro menor”, minimizando así su papel dentro del tráfico de estupefacientes y librándose por primera vez de una dura sentencia que se estaba cocinando en su contra.
Pasaron los días desde aquel proceso judicial hasta que una mañana mientras trabajaba en un ‘coffee shops’ de Maastricht, su nombre empezó sonar nuevamente, esta vez en una investigación sobre varios narcotraficantes franceses.
“Por mis manos pasaron cientos de miles de bolsas de marihuana”, declaró para aquella época ante el tribunal de Bruselas. La policía belga sospechó en aquel momento que ayudaba a los franceses con su comercio, pero este terminó inocente del juicio y no se le impusieron castigos severos.
No obstante, EL HERALDO conoció por medio de una fuente judicial que Mounir Namoussi, a sus 39 años, contabilizó al menos 21 condenas en su tierra natal, destacándose robos, violencia, hurtos, manipulación de bienes robados, además de delitos relacionados con el narcotráfico.
El salto de Europa a Colombia
Aburrido por el frío y en búsqueda de nuevas oportunidades, Mounir contacta entre 2014 y 2015 a unos amigos de la industria criminal del narcotráfico para así cambiar de rumbo.
Esto lo puso en contacto con una banda de belgas y holandeses que transportaban cocaína desde Sudamérica hasta los puertos de Amberes, Bélgica, y Rotterdam, Países Bajos.
El muchacho de Genk participó entonces en la banda bajo el rol de ‘representante’, lo que lo llevó a cruzar el Atlántico varias veces hasta Colombia e interactuó por primera vez con la mafia local, entre ellos el ‘Clan del Golfo’.
Mounir se instaló en un cálido pueblo de pescadores de Santa Marta, conocido como Taganga, y desde allí empezó a publicar en sus redes sociales fotos en la playa, bebiendo un coctel directamente de un coco o montando en moto acuática.
Paralelo a eso, conociendo el negocio y a sus actores, ‘Mou’ aprendió de buceo y se certificó para tener práctica en la contaminación de embarcaciones en aguas locales.
De esta manera, según las investigaciones de las autoridades, algunas veces violó la seguridad del puerto de Santa Marta para meter o adherir cocaína en los cascos de los buques a través de una técnica de imanes.
Entra en el radar
Todo habría salido bien para el extranjero en tierras caribeñas, pero en julio de 2016 una operación maratónica extendida en varias ciudades de los departamentos de Magdalena, Antioquia y Valle del Cauca dejó como resultado 26 personas capturadas, incluyendo cuatro policías activos del municipio de Ciénaga. Todos estos hacían parte de una red de narcotráfico que enviaba toneladas de cocaína hacia Bélgica, principalmente en cargamentos de banano. Esta fue llamada la ‘banda del Plátano’.
Si bien el nombre de Mounir no figuró entre los capturados, las autoridades sí lo individualizaron como uno de los principales enlaces entre el Caribe y el Viejo Continente. Eso lo hizo huir de regreso a su tierra.
Transcurrieron unos meses de investigaciones, inspecciones judiciales, búsquedas selectivas en bases de datos y otras actividades que permitieron recaudar elementos materiales probatorios para conocer de la existencia de este grupo con centro de operaciones en Santa Marta, Medellín y otras ciudades.
En una segunda fase, tras la caída de un cargamento en Europa y la aprehensión de 11 personas en ese territorio, se activó en Colombia el rastreo contra la ‘banda del Plátano’. Es así como cayeron nuevos implicados en el tráfico de coca hacia Bélgica, sacándola por Santa Marta.
Mientras tanto, el panorama también se oscurecía en Bélgica, pues las autoridades locales ya habían abierto una investigación tras el descubrimiento de ocho contenedores frigoríficos llenos de plátanos podridos en el puerto de Amberes.
Según los investigadores, al menos 19 personas, entre ellas alias Mou, fueron responsables de aquella importación de cocaína y de los plátanos podridos, convirtiéndose entonces en un principal sospechoso.
Captura y liberación
Alias Mou presentía que su carrera delincuencial se acercaba a su fin cuando la investigación en contra de la llamada ‘banda del Plátano’ condujo a diversos registros domiciliarios y arrestos a varios miembros.
El dinero se agotaba y su billetera quedaba vacía, lo que terminó obligándolo a escapar nuevamente hacia Colombia. Mientras que sus colegas se preparaban para un juicio en Bélgica, las autoridades no encontraron rastro de él por ninguna parte.
No fue hasta que en 2017 el juez de instrucción de Amberes emite una orden de arresto internacional y, en febrero de ese mismo año es capturado Mounir Namoussi en la ciudad que ya conocía al dedillo: Santa Marta. Aunque las autoridades colombianas prometieron extraditar a ‘Mou’ la justicia se torna lenta con respecto a su traslado.
El tribunal belga tiene en cuenta la lentitud del procedimiento, que podría durar más de un año, por lo que el juzgado decide no perseguirlo, de momento.
Aunque los contactos entre este escurridizo narcotraficante y la banda eran excesivamente claros, la Fiscalía de Amberes toma entonces la decisión de no apelar su sentencia absolutoria.
Automáticamente el juez de instrucción anula la orden de detención internacional y así alias Mou logra nuevamente burlar a las autoridades y sale de prisión, pero permanece en Colombia.
Captura en Barranquilla
Después de varios años, en una operación de la Policía Nacional, en coordinación con autoridades de Bélgica y el Reino Unido, se logró la ubicación y posterior captura de alias ‘Mou’, quien, ahora sí fue señalado como el principal entre el ‘Cartel de los Balcanes’ y varias organizaciones narcotraficantes en América Latina.
De acuerdo con las investigaciones este individuo era señalado de dinamizar alianzas delincuenciales con el ‘Clan del Golfo’ en los departamentos de Córdoba y Cesar, estructura criminal que le suministraba estupefacientes para ser enviados a Holanda y Bélgica.
La captura de ‘Mou’ justamente se realizó el mismo día en el que tropas de la Segunda Brigada del Ejército incautaron dos toneladas de cocaína y 500 kilos de marihuana en el municipio de Juan de Acosta.
Este medio conoció que este cargamento pertenecía a la Subestructura Carlos Daniel Fulaye Vargas, del GAO Clan del Golfo.
Además, durante ese día el Ejército Nacional logró la incautación de 800 kilogramos de marihuana en Barranquilla. La droga fue encontrada en un depósito ilegal en la playa Puerto Mocho, municipio de Barranquilla, Atlántico.
La institución armada detalló que la droga era del Clan del Golfo y que también pertenecía a la misma subestructura.
Al parecer, ‘Mou’ se había dirigido desde Santa Marta hasta la capital del Atlántico con el propósito de revisar dichos cargamentos, que se creen iban a ser enviados hasta el Viejo Continente, rumbo a Bélgica.
Hasta el momento se espera que el capturado sea enviado a su tierra natal para que responda por el delito de narcotráfico y se dé por terminada esta historia que bien serviría de material para un seriado televisivo, esos que nunca pasan de moda.