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Con una tristeza, Mayra Medina, una mujer oriunda de Luruaco, Atlántico, cuenta los angustiosos momentos en los que un grupo al margen de la ley fusiló a su hijo de 14 años, el pasado martes en el departamento del Cauca, cuando el joven se resistió a hacer parte de las filas de la guerrilla que actúa en esa zona.

El adolescente asesinado, natural de Cien Pesos, un corregimiento de Repelón, era integrante de una familia de circo tradicional del Atlántico. El tercero de cinco hermanos, se había ido hacia ese departamento a visitar a su mamá, a la que desde hace varios meses no la veía por la pandemia.

Mayra aseguró que ella inicialmente vivía en el municipio de El Bagre, Antioquia, donde se conoció con el que ahora es su esposo, quien es natural de San José de Uré, en Córdoba, pero por la difícil situación se tuvieron que ir hasta el departamento del Cauca, donde tenían una vida 'estable', pero vivían con zozobra, pues contó que 'pasaban matando gente a cada rato'.

'El martes, como a las 5:30 de la tarde, cuando yo estaba cocinando con mi hija de 18 años y mi hijo de 14 estaba junto con su padrastro y compañeros de trabajo esperando la cena. De repente, yo veo que llegan como 12 personas, en las que había hombres y mujeres armados con fusiles. Ellos reunieron a todos en una parte de la finca donde nosotros vivíamos y un tipo que no conocía señalo a ‘Cienpesitos’ y le dijo que se tenía que ir con ellos, pero él no quería', relató la mujer en diálogo con EL HERALDO. 

La madre, en medio de la impotencia, contó que se les arrodilló a los guerrilleros y les suplicó que no se llevaran al joven. 'Yo me ofrecí a entregarme por ellos, pero no quisieron y decían una y otra vez que se lo llevaban'.

Mayra relató que hizo hasta lo imposible para que no se lo llevaran, pero todo fue en vano porque 'lo amarraron de las manos y se lo llevaron casi que arrastrado porque él no quería'.

Amenazas

 'Esa gente no me mató porque dijeron que era mamá de una niña pequeña, pero que ya estaban cansados de mis suplicas, que más bien me daban dos horas para que mi familia y yo saliéramos de la finca o sino nos mataban a todos', afirmó Medina con su voz entrecortada al recordar esos duros momentos.

Tras la advertencia, Mayra salió a toda marcha para el pueblo más cercano del que no recuerda su nombre, pues es nueva en esa zona del país.

'Yo llegué hasta ese pueblo y me los encontré (los guerrilleros) una y otra vez les preguntaba que qué le habían hecho a mi hijo y se hacían los locos. Esa noche cerraron las carreteras de salidas, así que una señora nos dio posada porque la zona era roja', agregó.

Así mismo, afirmó que al día siguiente fue lo peor, pues al presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) del pueblo le habían informado que había un jovencito tirado sobre una trocha.

'Yo no fui enseguida, pero mi esposo sí, junto con el de la JAC, y cuando estaba allá me avisa que sí es mi hijo. Yo llegué, lo encontré boca abajo, con las manos amarradas y un disparo en la cabeza', sostuvo.

En ese momento, dijo Mayra, que lo envolvieron en un plástico de color negro y lo trasladaron hasta el hospital del municipio de Argelia, Cauca, donde los médicos informaron a las autoridades y estas llevaron el cadáver hasta Medicina Legal, donde le hicieron la respectiva necropsia.

Traslado del cuerpo

 Mayra junto con su familia pensó que todo el calvario había terminado, pero no, ahora venía el traslado del cuerpo sin vida de su hijo hasta la Costa Caribe, puntualmente al municipio de Sabanalarga, donde sus familiares viven en la invasión La Bendición de Dios.

'Nosotros no teníamos cómo trasladar el cuerpo, eso era muy costoso. De un momento a otro, entre el gremio de los circos tradicionales en Barranquilla se divulgó lo que había pasado y desde la Mesa Distrital de Circos recibimos todo el apoyo. Dios nos ayudó por medio de ángeles', dijo Mayra.

Para Fabián Torres, representante de esta agremiación, todo el dinero con el que ayudaron a esta familia fue producto de préstamos que 'aún se deben y estamos recogiendo para ello'.

Hoy esta familia, en medio del dolor, le pide al Gobierno nacional una intervención a estas zonas olvidadas de Colombia, donde a diario asesinan a personas sin ninguna razón.