No todos lo conocen por su nombre. Algunos lo llaman ‘el viejo’ otros ‘el veterano’, pero oficiales y suboficiales de la Policía Metropolitana de Barranquilla saben quién es el agente Víctor De la Hoz.
El uniformado es el más veterano de la Policía de la ciudad y sus inicios en la institución se remontan al año en el que ‘Kid Pambele’ logró su primer título mundial; Misael Pastrana Borrero era presidente y la primera de película de El Padrino llegaba a cines, en 1972.
Desde entonces, siempre en calidad de agente, Víctor Alfonso De La Hoz Sandoval sirvió en labores de patrullaje, de control de disturbios, de conciliador e investigador de asuntos internos de la Policía, cargo que todavía desempeña.
'Cuarenta y seis años y sigo cumpliendo, primo', dice el hombre de 64 años, con su mano golpea el sofá en el que está sentado, como si reafirmara su frase.
Agrega que no piensa en pensionarse porque 'todavía tengo ganas, fuerzas y aptitudes'. Pero hace una salvedad: 'Si vas a permanecer en el cargo de algo, se debe ser un ejemplo. No se debe abusar del cargo o de la estancia para no cumplir'.
El agente, quien tiene 14 condecoraciones y 73 felicitaciones en su hoja de vida, cuenta que su secreto para estar tanto tiempo en la Policía es que nunca 'me he regalado ni me he negado; si me dicen vaya, yo voy, y si mi superior me pide, yo obedezco'.
Antes de la policía. El 21 de febrero de 1972, Víctor De la Hoz ingresó oficialmente a las filas de la Policía en la Escuela Antonio Nariño, ubicada en Soledad. No obstante, según cuenta el hombre, era la cuarta vez que se presentaba.
'En ese entonces era un muchacho delgado, parecía menor de lo que era y me negaron el ingreso varias veces. Cuando los otros que se postulaban veían que me rechazaban, me decían, vaya a que lo termine de criar su mamá', recuerda ahora con humor lo que en su momento lo frustró a tal punto que pensó en otra opción: ser sacerdote.
Relata que a sus padres no les gustaba ninguna de las dos opciones que el entonces joven de 17 años quería para su vida.
'Ya tú estás grande y sabes lo bueno y lo malo. Si te digo que no, me echas las culpas a mí. Si te digo que sí, te vas y te pasa algo entonces también me echas las culpas a mí, entonces usted verá', reproduce las palabras de su madre el agente.
Recuerda que el párroco de la iglesia de Las Nieves, barrio en donde nació y creció, le redactó una carta de recomendación para que entrara al seminario. 'Era un muchacho joven y mis amigos me decían, que un cura no podía hacer fiesta ni bailar ni tener familia y pasaba encerrado, entonces le pedí otra carta al sacerdote, pero de recomendación para la Policía', detalla cómo fue la toma de la decisión el veterano agente. Carta en mano, y ya con 18 años recién cumplidos se presentó nuevamente a la Policía.