La Fiscalía descubrió en una reciente investigación relacionada con la explotación sexual de migrantes venezolanos en Barranquilla que Javier Antonio López Bermúdez y José Luis Aduén Uribe, los dos hombres que se hacían pasar por religiosos de congregaciones anglicanas y administraban las casas donde se descubrieron los casos, sometían a las personas del vecino país a extenuantes jornadas de ‘trabajo’ con shows sexuales vía cámara web.
Por ese negocio de vender sexo virtual, según el ente investigador, López Bermúdez y Aduén Uribe podían llegar a obtener entre $30 y $50 millones mensuales. Sin embargo, pese a esos montos que fácilmente serían el salario de un futbolista o de un ejecutivo, de acuerdo con lo declarado por las víctimas a las autoridades, los falsos religiosos los mantenían en condiciones de hacinamiento, enfermos y bajo constantes amenazas relacionadas con el llamado de Migración Colombia.
El ‘horario del sexo’
'Desde las 2:00 a.m. hasta las 8:00 a.m., le toca al grupo de las ‘trans’; de 8:00 a.m. a 2:00 p.m. al grupo de mujeres; de 2:00 p.m. a 8:00 p.m., Yuli sola; y de 8:00 p.m. a 2:00 a.m., Marian sola'. Así ordenaba aparentemente Javier López Bermúdez un día de trabajo, como un lunes, en un horario pegado en la pared de la 'casa estudio'. Este nombre también surgió dentro de la investigación debido a que el falso religioso vigilaba el recinto de la calle 58 con carrera 21B del barrio Los Andes con cámaras de video por todos los rincones, como si se tratara de un reality show.
'Otro día, por ejemplo el martes, había show lésbico con Cuca y Rosmery; el miércoles había un grupo interracial de 8:00 de la mañana a 2:00 p.m., y de 2:00 p.m. a 8:00 p.m. señalaban que debían entrar en acción Emilio y la esposa', explicó un investigador de la Sijín que actuó en el operativo de la casa.
Este agregó que dicho 'horario de trabajo' fue encontrado en el allanamiento realizado en horas de la noche del viernes 19 de octubre. 'Estaba pegado en una de las paredes y supuestamente los viernes era un día libre, aunque eso no nos consta'.
Pero además el rastreo de los investigadores permitió conocer más a fondo el negocio de ‘pague por ver’ para internautas en todo el mundo sostenido por López Bermúdez en la casa del barrio Los Andes.
El delegado de la Fiscalía 26 Caivas, Carlos Newball, señaló en audiencias preliminares contra López Bermúdez que 'los jóvenes, que en su mayoría por su fisionomía pensamos que podrían ser menores de edad, se les daba un pago irrisorio. El empleador aprovechaba las precarias condiciones en las que vienen a Colombia los muchachos. Aquí no tenían las condiciones ni permisos dignos para desarrollar su trabajo y menos para vivir, por el contrario eran explotados con largas jornadas de masturbación, sexo y orgías. Por estas actividades es el procesado quien se lucraba'.
Según explicó el fiscal, en la vivienda se encontraron varias habitaciones adecuadas para realizar los shows virtuales. 'Allí fueron hallados vibradores, pelucas, disfraces, condones, aceites y otros productos de lencería utilizados para satisfacer a los consumidores pornográficos', continuó y agregó que en el operativo se incautaron cuatro computadores y un teléfono celular.
Así mismo, el delegado leyó en las diligencias uno de los testimonios que habría entregado uno de los jóvenes retenidos tras el allanamiento.
'Nos alimentábamos de huevos revueltos con arroz, la mayoría estábamos débiles y enfermos, teníamos un horario de trabajo de 7 horas, pagaban muy poco y dormíamos en el suelo entre 10 y 15 personas por cuarto', señaló una de las víctimas.
La investigación contra López Bermúdez por trata de personas o explotación sexual no es la única que tiene en los registros judiciales del país.
En 2015, luego de que fue elegido rey Momo cívico del Carnaval Gay de Barranquilla, viajó a Bogotá y allí se hizo pasar por un 'enviado de la iglesia Anglicana' para estafar a cientos de personas. Por ello tiene 6 anotaciones por el delito de estafa y captación en masa.
'Javier López Bermúdez es célebre por haber sido denunciado en 2015 por una comunidad de la localidad de San Cristóbal en Bogotá, el hombre se hizo pasar por enviado de la iglesia anglicana y estafó a más de 1.000 feligreses, prometiéndoles a estos viviendas de un programa del Gobierno con la condición de que le dieran $140.000', señaló una fuente.