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Rara vez se puede captar el instante de una situación como esta, que muestra al mismo tiempo la solidaridad y la bajeza humana. Sucedió en la calle 27 con carrera 30. Un vigilante yace en el suelo tras haber recibido cuatro disparos. Mientras un policía se esforzaba angustiado por reanimarlo, un desconocido intentó despojarlo de su reloj, pero las voces de alerta de unas cajeras frustraron su fechoría. El vigilante, Javier Julio Peña, falleció en el Hospital de Barranquilla.