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Diana Aguas tiene momentos de calma, también de desespero, pero lo que persiste en medio de sus estados son las lágrimas, sus compañeras desde pasadas las 12 de la noche del martes cuando un incendio en su residencia, en el corregimiento El Coley en Los Palmitos (Sucre), le arrebató cruelmente a sus tres hijos menores.

Recordó que estaba dormida con cinco niños, sus tres hijos y dos nietos, cuando vio que algo ardía en la cocina por lo que se paró de la cama, llegó a la cocina y le echó agua, pero cuando quiso salir, todo estaba encendido.

'Llamé a todos los vecinos, muchos, casi todos me vinieron a ayudar, pero no pudieron hacer nada, las llamas estaban muy fuertes', explicó con un dejo de alteración que solo fue controlada al decir que, horas antes, había estado con los niños en el culto.

Hasta las 9:30 de la noche estuvieron en una iglesia cristiana y recordó que el predicador estaba hablando de la salvación, y su hija Iris, una de las que murió calcinada, hizo una oración de fe.

'Iris tuvo un sueño hace como tres meses, donde vio candela y unos ángeles que se la llevaban con sus hermanitos, con los que partió. También que un hombre le quería hacer daño, que la iban a matar con sus hermanos y ella, por lo que salió en busca de salvación, y cuando se dio cuenta venían unos ángeles y se la llevaban para el cielo. Mi hija soñó con su muerte y la de sus hermanos', relató Diana.

Familiares le sugirieron a la niña que hiciera una oración en la iglesia para reprender esos sueños, pero no había tenido la oportunidad hasta la noche del lunes, a lo que su madre le respondió: 'qué bueno, hija, para que el Señor te salve'.

'Yo le pregunto al Señor: ¿qué pasó? Si nosotros veníamos de la iglesia, pero bueno, solo Él sabe si era para salvarlos, porque ellos eran una bendición para mí, era mis hijos', sentencia.

Las llamas también afectaron parte de una vivienda vecina a las dos casas donde se generó el incendio.

Momentos de zozobra. Cuando llegó a la cocina a intentar apagar el fuego, despertó a uno de los niños y así todos fueron despertando. 'Pero no entiendo por qué no salieron todos a la calle, si estaba la puerta abierta, como que se aturdieron y todos se quedaron ahí, cogidos de mano. No sé si es un plan del Señor, la verdad no sé, porque si no se los hubiera querido llevar, estuvieran vivos todavía'.

Aguas dijo que admiró la forma cómo Iris, de 11 años, regresó a la vivienda y sacó a sus dos sobrinos, de 10 años. De vuelta por sus hermanos Josué Guillermo y Juan Manuel, de 7 y 4 años, las llamas los calcinaron a los tres.

'Mis hijos eran bellos, les gustaba orar, les hablaban al Señor, eran muy juiciosos mis niños', dijo la mujer.

'Cuando vine del culto encontré una braza, pero otras veces hasta dejaba comida con el fogón prendido y no pasaba nada. Cociné a las 4:00 de la tarde unos huevos fritos porque no tenía nada más', añadió.

Diana Aguas, al igual que uno de sus nietos, se encuentran internados en el Hospital Nuestra Señora de Las Mercedes, en el municipio de Corozal, con quemaduras de segundo grado en los brazos.

La médica María Angélica Pérez manifestó que la mujer está aislada y, por las quemaduras, podría durar hasta tres semanas en curarse, por lo que aún no saben cuánto tiempo permanecerá hospitalizada.

El alcalde de Los Palmitos, Freddy Rivero Pérez, quien desde el momento de los hechos se hizo presente en El Coley, dijo que el sábado, a partir de las 9 de la mañana en el parque principal del municipio, comenzarán una campaña de recolección de ropa, elementos de hogar y alimentos para la familia Hernández Aguas.

'La madre de los niños fallecidos resultó beneficiada en el programa de vivienda que inició la administración anterior, por lo que ayer me dirigí a la oficina de Asoproagro, que es el oferente que está construyendo las casas, para que le dé prioridad a esta familia', sostuvo el mandatario. 'Sin embargo, la administración buscó dos viviendas en arriendo, mientras se construye la propia'.

Manuel Hernández, padre de los menores, aseguró que el vacío que sienten es grande y que no será llenado con nada, solo con la presencia de ellos, y ya no están. Cree que podrá mitigar su dolor el día que lleguen los cuerpos de sus pequeños, que fueron llevados a la sede Medicina Legal en Barranquilla, porque no pudieron ser reconocidos.